Los nombres cambiaron de eso no hay dudas, sin embargo en el cotejo ante Lanús, el Colón que dirige Julio Comesaña se asemejó al que conducía Eduardo Domínguez.
El Colón de Comesaña se pareció al de Domínguez
En muchos partidos del ciclo anterior el esquema 4-1-4-1 se repetía y con buenos resultados, ya que a la línea de cuatro defensores, se le sumaba Matías Fritzler como volante tapón, por delante otra línea de cuatro mediocampistas y un solo punta.
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En el Colón de Domínguez, estaba por derecha Heredia, por izquierda Chancalay, mientras que Zuculini y Estigarribia jugaban más cerrados con Correa como único punta.
La idea futbolística era priorizar la solidez defensiva y pasar de defensa a ataque muy rápido sin elaboración y prescindiendo del balón. Transiciones rápidas para sorprender al rival.
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A Colón le faltaron respuestas desde el banco
Si bien Comesaña tiene otro estilo ya que prioriza más la posesión del balón y la elaboración de juego. Lo cierto es que en el partido ante Lanús, se pudo observar a un Colón compacto de mitad de cancha hacia atrás, bien parado y resignando terreno.
Con la línea de cuatro, con Fritzler más retrasado, Zuqui y Celis por el medio, Heredia por derecha, Estigaribia por izquierda y el Pulga Rodríguez como punta aunque más retrasado buscando el balón.
Pero lo que primó fue la disciplina táctica, replegando bien cuando Lanús se adelantaba y neutralizando al equipo rival. Más allá del resultado final lo cierto es que el Sabalero no sufrió en defensa.
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No obstante, le faltó de mitad de cancha hacia adelante, algo parecido a lo que ocurría en el ciclo de Domínguez. Con poca gente en ataque, Colón tuvo dos chances en el segundo tiempo, pero una de ellas de contra y la otra por un doble error en el fondo granate.
Así las cosas, en los 90' minutos que se jugaron en la Fortaleza, el Colón actual fue muy parecido al anterior. Con dos técnicos de estilos diferentes el equipo tuvo matices similares y más allá de los nombres la esencia se pareció mucho.