El papa Francisco lamentó hoy que el mundo priorice a "ricos, poderosos y famosos", al celebrar en Bagdad la segunda misa de su visita a Irak.
Desde el sur de Irak, Francisco tendió puentes con el islam y condenó el extremismo
"Los pobres, los que lloran, los perseguidos son llamados bienaventurados. ¿Cómo es posible? Bienaventurados, para el mundo, son los ricos, los poderosos, los famosos", aseguró Bergoglio al celebrar este sábado una misa en la Catedral de San José de la capital iraquí.
"Vale quien tiene, quien puede y quien cuenta", criticó el Papa, en el segundo día de la visita que inició ayer al país, la primera de un pontífice en la historia, en la que es acompañado por un enviado de Télam y otros medios.
La misa, en la que estuvo el presidente iraquí Barham Salih, como símbolo de agradecimiento de la visita al país, significó además un acercamiento del Papa a la comunidad caldea, rama del catolicismo mayoritaria en Irak y que utiliza el idioma arameo como lenguaje litúrgico.
En ese marco, Francisco se convirtió hoy en el primer papa de la historia en celebrar una misa con el rito caldeo, acompañado por el cardenal católico iraquí Luis Rafael I Sako, Patriarca de Babilonia de los Caldeos y cabeza de la Iglesia católica caldea.
Durante la celebración, el Papa renovó además su cercanía con los cristianos perseguidos en Irak, y recordó a "tantos hermanos y hermanas que aquí también han sufrido prejuicios y ofensas, maltratos y persecuciones por el nombre de Jesús".
En su segundo día de actividades en Irak, el papa Francisco se reunió hoy con el gran ayatollah Ali al-Sistani, máxima autoridad del islam chiita y considerado uno de los hombres más influyentes del país, con quien resaltó la importancia del diálogo interreligioso para la unidad nacional, antes de enfatizar en un acto con líderes musulmanes y de otros credos que el extremismo y la violencia "son traiciones a la religión"
En la reunión, Bergoglio "subrayó la importancia de la colaboración y de la amistad entre las comunidades religiosas para, cultivando el respeto recíproco y el diálogo, se pueda contribuir al bien de Irak, de la región y de la entera humanidad", aseguró luego el vocero papal Matteo Bruni.
A Al-Sistani se le atribuye un rol valioso en los esfuerzos por pacificar a Irak tras la invasión estadounidense de 2003 y se lo conoce por apoyar la separación entre religión y Estado, una cuestión aún hoy muy en debate entre los musulmanes. Francisco sumó hoy su reconocimiento a la labor del líder musulmán para proteger a los cristianos, ferozmente perseguidos en Irak durante el califato del Estado Islámico (EI) entre 2014 y 2017.
Durante el encuentro, agregó Bruni, el Papa agradeció al líder islámico porque, junto con la comunidad chiita "frente a la violencia y a las grandes dificultades de los años pasados" defendió a los cristianos perseguidos en el país y buscó "la unidad del pueblo iraquí".
Según un comunicado que difundió en Irak la oficina de prensa del líder musulmán, "la discusión giró en torno a los grandes desafíos que enfrenta la humanidad en esta era", así como "el compromiso con los altos valores morales para superarlos".
Al-Sistani planteó sus visiones "sobre la injusticia, la opresión, la pobreza, la persecución religiosa e intelectual, la supresión de las libertades básicas y la ausencia de justicia social, especialmente las guerras, los actos de violencia, el bloqueo económico, el desplazamiento de muchos pueblos en nuestra región, especialmente el pueblo palestino en los territorios ocupados", informó su oficina en un comunicado, más allá de que la postura del Vaticano es menos enérgica en su condena a Israel en este punto.
Según plantearon fuentes vaticanas a Télam, los dos líderes estuvieron descalzos en el encuentro, en un signo de respeto de parte del Papa a la tradición musulmana.
Al llegar desde Bagdad al aeropuerto de Najaf, un enorme cartel con la cara del Papa y del Ayatollah y la leyenda "ustedes son un pedazo de nosotros y nosotros somos una parte de ustedes", recibió a Francisco en la ciudad del sur del país.
La reunión de este sábado complementó además el acercamiento que Francisco tuvo hace dos años con la rama dominante del islam mundial, el sunnita, cuando en febrero de 2019 firmó el denominado "Documento por la Fraternidad Mundial" con su máxima autoridad, el imán Ahmed el-Tayeb de la mezquita Al Azhar de El Cairo.
Tras la reunión con Al-Sistani, el Papa volvió a condenar al extremismo y la violencia, al considerar que "son traiciones a la religión", en un encuentro interreligioso que encabezó en las ruinas de Ur, considerada la tierra del profeta bíblico Abraham en el Sur de Irak.
Desde allí, además, convocó a líderes de otros credos a "dar voz al grito de los oprimidos y de los descartados del planeta" en un contexto en el que "demasiados carecen de pan, medicinas, educación, derechos y dignidad".
"Extremismo y violencia no nacen de un espíritu religioso, son traiciones a la religión. Y nosotros creyentes no podemos callar cuando el terrorismo abusa de la religión", planteó el Papa en su discurso, a metros de la que según la tradición más extendida de la Biblia fue la tierra de origen del Patriarca que es punto de unión de cristianos, judíos y musulmanes.
"Es más, nos corresponde a nosotros resolver con claridad los malentendidos", profundizó el Papa.
"Desde este lugar que es fuente de fe, desde la tierra de nuestro padre Abraham, afirmamos que Dios es misericordioso y que la ofensa más blasfema es profanar su nombre odiando al hermano", profundizó Francisco en un imponente marco desértico frente al histórico "Zigurat" del lugar, como se llama el templo mesopotámico de más de 4.000 años que caracteriza a la que fuera Ur de los caldeos.
Mientras fuertes ráfagas de viento que cruzaban la desértica llanura, el Papa convocó también al resto de los líderes, entre los que había dirigentes musulmanes y de otros minorías religiosas del país, a "dar voz al grito de los oprimidos y de los descartados del planeta".
"Demasiados carecen de pan, medicinas, educación, derechos y dignidad", denunció.
Tras el encuentro, el primer ministro iraquí Mustafa al Khadimi decretó que, de ahora en adelante, el 6 de marzo se conmemorará como día de la tolerancia y la convivencia, en recuerdo de la visita del Papa y su discurso contra el extremismo, informaron medios locales.
Mañana, el papa recorrerá la parte norte de Irak, con visitas a dos de las ciudades más golpeadas por la presencia del EI, Mosul y Qaraqosh, desde donde se espera que haga un nuevo llamado para separar a la religión de la violencia y renovar su cercanía con los cristianos perseguidos en la región.