Sin apenas agua ni comida y con la electricidad totalmente ausente tras el paso del terrorífico huracán “Dorian”, miles de extranjeros concentran sus esfuerzos en la odisea de intentar salir de las islas Ábaco y Grand Bahama. El archipiélago de las Bahamas se llevó la peor parte del azote del huracán. Hay al menos 46 personas muertas. La destrucción de viviendas es casi total.
Los extranjeros luchan por abandonar las devastadas Bahamas
Desde que los poderosos vientos huracanados, con rachas de 200 kilómetros por hora dejaron de sentirse a última hora del martes en Freeport, buena parte de los habitantes de la segunda ciudad más grande de Bahamas buscan escapar del desastre en la zona, la más golpeada por el ciclón. Uno de ellos es el venezolano Argimiro Torres, de 54 años, quien espera a las afueras del aeropuerto de Freeport junto a un grupo de cuatro compatriotas a que su empresa envíe un avión. Hay otras aeronaves de escasa capacidad a las que sube un reducido grupo de personas y enseguida despega. Otras vienen cargadas de suministros de primera necesidad y acceden a evacuar a unas pocas personas, cuyos nombres forman parte de una larga lista de espera. Otro de los afectados, Julio César Ceballos, también forma parte de este grupo de venezolanos que trabaja en Bahamas en una empresa que repara barcos. El soldador luce cansado después de días de tensión y espera al lado del aeropuerto para poder salir. La opción aérea llegó después de que el viernes lo intentaran por el puerto de Freeport, pero allí había “demasiada gente”. El barco, que trasladaba de manera gratuita a los que estuvieran enfermos, pronto se llenó. “Es una odisea salir de aquí”, lamenta Ceballos, que solo piensa en ser evacuado para poder bañarse y descansar en un sitio con aire acondicionado. Tuvieron más suerte unas mil personas que lograron llegar ayer a Palm Beach, en Florida, en un crucero. Otros 300 afortunados lograron abordar el crucero Mariner of the Seas. Cargados de grandes maletas en las que parece que llevan lo poco que les quedó, familias con niños y ancianos en sillas de ruedas abordan poco a poco al barco, con destino a Nassau, capital de Bahamas y que no se vio impactada por Dorian.
Nada que ver con Grand Bahama, donde se repiten otro tipo de esperas, ya sea por agua, comida, combustible o en los bancos, pues en la isla todo se comercia con dinero contante y sonante. El primer ministro de Bahamas, Hubert Minnis, informó que la cifra provisional de muertos se elevó de 30 a 43. Minnis reconoció que muchas personas siguen desaparecidas y que el número de fallecidos puede aumentar significativamente. De las 43 muertes, 35 ocurrieron en las islas Ábaco y 8 en Gran Bahama. El huracán Dorian en tanto continúa camino a Canadá, donde llegaría hoy debilitado, con un nivel de fuerza 1.