La forma en que trascendió la convocatoria del Gobierno a un acuerdo de gobernabilidad con el Peronismo Federal, puso en duda el objetivo real del Gobierno de Mauricio Macri. En teoría, el objetivo es frenar la crisis de confianza de los mercados, y generar un clima de estabilidad de cara a las elecciones de octubre. Pero en la práctica hay dudas.
El gobierno intenta pactar en su momento de mayor debilidad
Por Mauro Bacca
El acuerdo que se filtro busca que candidatos y gobernadores de la oposición apoyen un compromiso político para que -gane quien gane las elecciones presidenciales- cumpla con 10 políticas de Estado: equilibrio fiscal, el pago de las obligaciones de la deuda, el acuerdo con el FMI, la apertura económica, reforma laboral y previsional, entre otras.
Las dudas llegan cuando se indaga sobre cómo se filtró ese borrador. ¿Fue el mismo Gobierno dejó trascender en forma extraoficial las negociaciones antes de cerrar un acuerdo? ¿Fue una manera de presionar a los dirigentes del PJ a que salgan a tomar posiciones en forma separada? En la práctica eso terminó dividiendo a la oposición y podría hacer naufragar el acuerdo antes de empezar.
Ante la polémica suscitada por la "forma" de la convocatoria al pacto de gobernabilidad, el propio Macri se terminó poniendo al frente de los llamados a los dirigentes opositores. Según trascendió, Macri terminó llamando personalmente el viernes a los precandidatos presidenciales Roberto Lavagna, Miguel Pichetto, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey ante las críticas recibidas.
¿Cómo se filtró el documento?
Como en una saga de enredos y operaciones políticas, algunos voceros de la Casa Rosada desmintieron haberlo filtrado, mientras otros admitieron más tarde, que la filtración terminó perjudicando la convocatoria al diálogo.
Según pudo confirmar A24.com, Frigerio fue el encargado de iniciar la convocatoria por separado, con llamadas telefónicas el jueves por la tarde a Pichetto, a Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey. Luego se les el envío los puntos a discutir por Whats App a tres dirigentes presidenciables.
La filtración de las negociaciones fue una práctica habitual del Gobierno desde que Macri llegó al poder en 2015. El punto máximo de ese tipo de actitudes se dio cuando el Presidente anunció en agosto de 2018 la firma del acuerdo de rescate financiero del FMI cuando aún no había cerrado el trato con la titular del Fondo, Christine Lagarde.
En los tres años y medio de gestión, Macri a través de Frigerio y Marcos Peña convocaron en varias oportunidades a mesas de diálogo a gobernadores y legisladores de distintas fuerzas políticas, de la oposición para analizar reformas de leyes.
En algunos casos consiguieron acuerdos con el PJ Federal y el Frente Renovador de Massa como en el pago a los hold outs apenas asumió Macri. Pero no llegaron a acuerdos en las reformas laboral y previsional en las que el Gobierno terminó elevando los proyectos propios al Congreso y terminaron cajoneados -por mayoría opositora- en medio de duras protestas sociales.
El mismo reclamo le hicieron sucesivamente los gobernadores del radicalismo, socios en la alianza gobernante Cambiemos. Pero Macri siempre terminó cerrándose en la mesa chica.
La filtración actúa siempre como una limitante del acuerdo buscado. En este caso solo fueron dados a conocer a dos diarios nacionales y derivó en un debate de los candidatos opositores que salieron a responder por los distintos medios.
Pichetto y Urtubey respaldaron la convocatoria pero se diferenciaron de algunos de los temas, como la reforma laboral y previsional y relativizaron la inminencia del acuerdo, al reclamar que “la convocatoria sea más amplia” a todos los sectores políticos, económicos y sociales.
Ante sus colaboradores, se quejaron justamente, de la forma en que fue difundida la negociación antes de reunirse en una mesa a debatir los temas.
En el Gobierno, en cambio, atribuyeron la filtración al peronismo. Roberto Lavagna, no fue convocado en esta primer etapa, y directamente salió a rechazarlo por considerar el método poco serio: “Dialogar es escuchar” dijo en las redes sociales. Horas más tarde, el ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, recibía el llamado telefónico de Macri y aceptaba la convocatoria con la condición de "discutir" las políticas y no firmar un documento cerrado por el Gobierno.
Operaciones, una práctica habitual
Lo que comenzó como un “acting” de marketing para mostrar a un Presidente con iniciativa política, abierto al diálogo, liderando el centro del escenario político, terminó transformándose en una convocatoria personal del propio Presidente a un Pacto de Gobernabilidad a los principales candidatos presidenciales. A la única que no se mencionó es a la principal rival, Cristina Kirchner, al menos por ahora.
Detrás del impulso al pacto de gobernabilidad con el PJ no k, el macrismo intenta desactivar la bomba que ayudó a activar con la polarización de la grieta con el kirchnerismo.
Ya no alcanzaba el acuerdo de gobernabilidad con los socios de Cambiemos: los gobernadores de la UCR y la CC de Elisa Carrió anunciado hace 10 días.
Otro dato lo aportó el presidente del radicalismo y gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, que reclamó a Macri "ampliar" la alianza de Gobierno a sectores del PJ no K, incluyendo a Lavagna y a Martín Lousteau. ¿Otro globo de ensayo de la Casa Rosada para bucear alternativas ante la pérdida de imagen de Macri?
En medio de la polémica, el propio Macri y Peña salieron a ratificar la convocatoria al acuerdo.
Macri en un acto en Neuquén junto al gobernador Omar Gutiérrez (MPN) pidió “generosidad” de los dirigentes opositores frente a la crisis que atraviesa el país y pidió no volver a la "oscuridad".
Peña sostuvo en declaraciones radiales la importancia de que ”se empiece a discutir”.
Fuentes de Casa Rosada aseguraron a A24.com que están dialogando con "todos los gobernadores" y van a convocar a todos los dirigentes de la oposición, aunque admiten que el llamado recién comienza.
Destacaron el apoyo obtenido de gobernadores como Urtubey y el neuquino, Omar Gutiérrez, quien se refirió a la necesidad del acuerdo de gobernabilidad durante un acto junto a Macri.
Lo que queda claro es la desconfianza entre los dirigentes del oficialismo y de la oposición, ante lo que podría ser una convocatoria amplia a consensos necesarios sobre políticas de Estado, pero que se transformó en una zaga de enredos, apoyos y contraofensivas electoralistas.
Stella Garnica / A24