Lunes 16 de Julio de 2018
Novak Djokovic volvió con todo de una seria lesión que lo alejó por mucho tiempo del circuito de la ATP. El serbio conquistó Wimbledon, donde en semifinales se cargó al N° 1 del mundo Rafael Nadal y en la final superó al potente sudafricano Kevin Anderson.
Es que el serbio en Wimbledon del año pasado se retiró en los cuartos de final por una insoportable lesión que sufrió en el codo derecho, momento en que estaba ubicado en el puesto número 6 del ranking de la ATP. Fue entonces cuando anunció que se alejaría del circuito hasta 2018, para rehabilitarse desde lo físico y también desde lo mental.
Nole entonces aprovechó para compartir un tiempo más prolongado con su mujer Jelena, que en ese momento dio a luz a Tara. La pareja ya tenía a Stefan, el primer hijo de tres años. "En cierto punto es un alivio tener este tiempo para organizar mi vida, cimentar de nuevo las bases de mi juego y mi cuerpo. Me gustaría decir que voy a jugar diez años más, pero no lo sé. Vamos a ver", contó.
Según contó La Nación en una nota que realizó al respecto el 29 de septiembre del año pasado, en el equipo que diariamente ayuda a Nole hay un argentino, el fisioterapeuta Ulises Badio, un santafesino que vivió en Córdoba desde los ocho años y que, desde que emigró a Estados Unidos a los 22 no dejó de crecer y formarse, hasta ganarse un lugar de privilegio en el mundo del tenis.
Badio se crió en una familia trabajadora, con una madre (Isabel) ama de casa, un padre (Enrique) de origen italiano (turinés) y obrero de la construcción, y una hermana mayor (Lorena). Aplicado, a Ulises nunca le quedaban materias pendientes para el verano y lo aprovechaba de diciembre a marzo. Vivía en Villa Carlos Paz, cerca del balneario Playas de Oro. El río, los asados y el fernet, el cuarteto y el chamamé eran parte de su escenografía estival. Claro que cuando llegaba marzo se comprometía ciento por ciento con el estudio.
Hizo la licenciatura en kinesiología y fisioterapia en la Universidad Nacional de Córdoba y se especializó en medicina tradicional china y acupuntura. "Cuando era chiquito le decía a mi madre que un día me iría para conocer el mundo entero y ella me respondía: "Ulises, vos siempre soñando...". Mi padre, que volvía del trabajo con muchos dolores de columna, me decía: "Hijo, te doy dos opciones para el futuro: o estudiás o estudiás". Y así fue", relató Badio.
En busca de su sueño y siendo un veinteañero en la tierra de la Mona Jiménez, juntó dinero como pudo (llegó a vender su querida bicicleta), viajó a Nuevo México y se educó en un centro quiropráctico. Luego de un año en Estados Unidos, su destino fue Valencia; se desempeñó como mozo en un bar durante algunos meses hasta que le homologaron su título en España y pudo trabajar de lo suyo en clínicas deportivas. Después de seis años, su vida profesional cambió definitivamente en Italia: conoció a Giovanni Di Giacomo, un prestigioso especialista en lesiones de hombro y director del servicio médico del Abierto de Roma. Badio se perfeccionó en trastornos de hombro, codo y mano. Asistió a jugadoras de la WTA, hasta que en 2013 se incorporó al torneo que se desarrolla en el Foro Itálico y entró en un mundo que terminó siendo ese que soñaba mientras estudiaba en las noches cordobesas, con Horacio Guarany de fondo musical.
El mundo Nole
Más allá de su rica evolución profesional, la carrera de Badio terminó de dar un gran salto en esta temporada. Djokovic llegó a Roma tras romper su vínculo con el cuerpo técnico que lo acompañaba desde hacía una década. Y en uno de los primeros días de certamen, el balcánico vio al argentino trabajar y le preguntó si podía tratarlo. Lograron buena conexión y Djokovic quiso que lo ayudara en todo el certamen (el serbio perdió la final contra Alexander Zverev). Después del torneo, el por entonces 2° del ranking propuso al argentino que lo asistiera en Roland Garros, y eso sucedió. El vínculo se hizo aún más formal y full time. Badio renunció a toda función relacionada con el ATP Tour e interrumpió sus tareas en las clínicas de Treviso. Hoy, el fisio es el hombre que está con Djokovic desde que el serbio se levanta hasta que se acuesta.
"Vivo entre Italia, Serbia y Montecarlo (donde reside Djokovic). Soy soltero y eso me permite estar a su disposición las 24 horas. Me dice: "Nos vamos a París"; vamos. "Vamos a Shanghai"; vamos. Ese es mi trabajo. Cuando estaba en el torneo de Roma, no me conformaba. Veía a los grandes tenistas y quería estar con ellos full time. Hoy se cumplió mi anhelo", manifestó.
Con las horas de convivencia se generó una suerte de complicidad entre Djokovic y su fisioterapeuta. "Después del trabajo nos divertimos mucho. Me dice: "Uli, métete un poco de reggaeton". La música latina lo pone de muy buen humor", detalla Badio. ¿Se animará a hacerle probar fernet? "El fernet es como el mate: una vez que lo probás es difícil no aceptar uno, y más si lo ofrece un amigo", bromea el argentino que ayudó a Djokovic a recuperar la sonrisa en el court de tenis.
Fuente: La Nación