Se llamaba Hermelinda Ayala, pero la mayoría de sus vecinos de barrio Scarafía la conocía como Doly. La mujer de 68 años atendía un kiosco y almacén que había instalado en la puerta de su casa de Padre Genesio al 5400 y le sacaba charla a todos los clientes.
Crimen del barrio Scarafía: creen que la novia del nieto lo indujo a cometer el asesinato

Era muy amable y estaba llena de vida. Así todavía la recuerdan sus allegados y vecinos. Los mismos que el 27 de noviembre pasado, cuatro días después de que la mujer fuera encontrada muerta a puñaladas en su casa, salieron a las calles del barrio a manifestar su indignación por el bestial episodio y a pedir un pronto esclarecimiento.
A casi cuatro meses del homicidio, la investigación tiene como principal imputado a uno de los nietos de Doly, un muchacho que hoy tiene 17 años que confesó el ataque. El joven dijo que mató a su abuela porque lo vio cuando le estaba robando; y que ese dinero lo necesitaba porque su pareja estaba por tener un bebé.
Mala influenciaAyer, dos de las hijas de Doly se constituyeron en querellantes en la causa, y buscan que la Justicia investigue también a esa joven, a la novia del nieto, de 27 años, porque creen que ella –por lo menos– encubrió el homicidio.
Pero, además, destacan que ella es mayor de edad y creen que podría haber influenciado o inducido al muchacho a cometer el crimen. Apenas ocurrió el homicidio, la investigación que dirigen los fiscales Cristina Ferraro y Jorge Nessier apuntó a que el autor era alguien conocido de la víctima. Una de las hijas de Hermelinda la encontró el lunes 24 de noviembre, a las 21. La mujer fue hasta la casa de su madre porque hacía algunas horas que intentaba comunicarse y no había podido.
Fue ella quien primero se dio cuenta de que la casa no estaba revuelta, pero que faltaban algunas cosas de valor, entre ellas una moto de baja cilindrada. Los investigadores lograron ubicar la motocicleta en un galpón rural de la localidad de Monte Vera. Lo que siguió fue ubicar al comprador de la moto. Este describió al vendedor, y entonces los vigilantes pusieron proa para hallar a un joven adolescente del que contaron con una descripción detallada.
El tipo de ataque que sufrió Hermelinda, también daba cuenta de que había sido agredida por alguien de quien no se lo esperaba. Los testimonios de los vecinos permitieron ubicar el contexto de la secuencia criminal que se desarrolló en la vivienda.
Contaron detalles de a quién vieron llegar al lugar y de la discusión que escucharon. Así, la investigación cercó rápidamente al adolescente que por entonces tenía 16 años. Finalmente, el chico cayó el 28 de noviembre del año pasado, en barrio Transporte y se quebró: “Fuimos con mi novia a la casa de mi abuela. Yo entré por la parte de atrás de la casa. La encontré en el comedor. La tomé y la llevé hasta su pieza, y con una tijera la empecé a pinchar. Ella me pedía que no la mate, y yo lo hice por mi hijo. Lo hice porque estaba muerto con la guita, y mi mujer embarazada”.
Gabriela Albanesi / Diario UNO