Los historiadores cuentan que la batalla de Dunkerque fue uno de los episodios fundamentales de la Segunda Guerra Mundial, cuando en esa comarca francesa las tropas aliadas debieron enfrentarse con la artillería alemana, sufriendo aquella la baja de unos 30.000 hombres. En fin, la historia es conocida, puesto que no faltaron películas en las cuales se lo recordase. Como ejemplo perdura una versión anterior, con el mismo título, que dirigió Leslie Norman en 1958, con John Mills y Richard Attenborough entre los protagonistas. Por eso esta apuesta de retomar aquellos acontecimientos bélicos asoma como algo innecesaria, además de no aportar elementos nuevos.
"Dunkerque", estampas de una épica batalla
Su responsable fue Christopher Nolan, realizador británico que, entre otros títulos, figuran un par de películas de la saga de Batman. Puede decirse que su "Dunkerque" es una pieza de factura clásica, al estilo de aquellas producciones de Hollywood sobre cuestiones bélicas. Inclusive, con ese tonito patriótico que solía particularizarlas.
En líneas generales, aquí se aborda las instancias de la retirada de los soldados aliados a través de las agitadas (por entonces más agitadas que nunca) del Canal de la Mancha. Aceptablemente narrada, es una pieza sin desbordes espectaculares, con acciones moderadas y sin demasiada sangre derramada en los campos de batallas. Sí posee momentos de tensiones acordes con los hechos, aunque Nolan se limitó a confeccionar un drama más bien lineal, sin analizar ni profundizar situaciones y cuestiones (incluyendo las políticas de la época), como tampoco el temple y la sensibilidad de sus personajes, permanentemente zarandeada. En síntesis, su "Dunkerque" es una pieza de guerra más, despojada de matices y de referencias que pudiesen enriquecer el enfoque de los acontecimientos.