En la mañana del pasado martes, la presencia de lo que parecía una extraña ave alteró la tranquilidad de los vecinos de la ciudad de San Justo.
Una extraña ave alteró la rutina de los vecinos de la ciudad de San Justo
Un vecino decidió tomar una fotografía, que rápidamente se viralizó e hizo que todos comenzaran a preguntarse de qué se trataba. Según informó el portal San Javier Hoy Noticias, un vecino que pasaba por la vereda de plaza San Martín frente al municipio, sacó su celular y empezó a sacar fotos a algo que parecía ser un pájaro.
Inmediatamente empezaron a detenerse los vecinos para continuar con el backstage de lo que luego se supo era un oratuú, kakuy o también conocido como "pájaro fantasma".
Si bien el kakuy es un ave de montes y se considera reacia al contacto con los humanos, este posó y hasta parecía disfrutar de la situación.
Finalmente el "pájaro de mal agüero" tomó vuelo y continuó su viaje con rumbo desconocido.
Las leyendas
Ricardo Rojas en "El país de la selva" recrea la leyenda del kakuy: "Vive en la selva un pájaro nocturno que al romper el silencio de las breñas estremece las almas con su lúgubre canto". La leyenda cuenta la historia de dos hermanos: él, bueno y solícito; ella, glotona (se relaciona con la enorme boca del ave) y despreciativa.
El hermano cansado de soportar sus desplantes, la convence con engaños para subir a buscar miel a un árbol muy alto donde, talando las ramas inferiores, la abandona a su suerte. Entonces ella empieza a llamarlo: "¡Turay! ¡Turay!" (¡Hermano! ¡Hermano!) y al no tener respuesta se va transformando en el ave que pasa las noches llorando y clamando. Por eso en la región se le dice kakuy a la persona que llora mucho.
Otra versión proveniente de los jíbaros de Ecuador y registrada por Lehmann-Nitsche habla de una muchacha, Aóho, enamorada de una deidad lunar, un hombre, al cual intenta seguir al cielo subiéndose por una liana, pero el hombre corta la liana y la mujer cae convertida en ave que canta desesperada "aishirú, aishirú" ("mi marido, mi marido").
Otra historia
El urutaú de los guaraníes o kakuy de los quechuas, es un ave pariente de los atajacaminos, notable por su coloración críptica, es decir con colores y diseños parecidos al sustrato donde se posa, lo que la oculta eficazmente a la vista de sus presas y sus enemigos.
A esto suma un comportamiento particular ya que se posa muy erguido y tieso, dirigiendo el pico hacia arriba a la espera de que pase cerca algún insecto que le sirve de alimento, al que captura abriendo su enorme boca. "La vimos junto al río, sentada en la horqueta de un árbol, quieta como una piedra y la mirada lejana" dice una leyenda correntina.