Unión perdió los dos partidos que jugó en Brasil por esta Copa Sudamericana. En el cotejo de ida por los 32avos cayó ante el Atlético Mineiro por 2-0 y en el encuentro de ida por los octavos de final fue derrotado 1-0 por el Bahía. Sin embargo las formas fueron totalmente opuestas.
Unión y las formas de perder de una manera y de otra
Si bien es cierto que la revancha ante el Mineiro el Tate tenía la ventaja de haber ganado 3-0 el cotejo de ida, la realidad indica que la propuesta implementada por Leonardo Madelón fue muy cautelosa. Al punto tal que salió a jugar con un esquema 4-5-1 y en el primer tiempo perdía 2-0 y siendo Sebastián Moyano la figura del partido.
Esa postura defensiva no le permitió salir a jugar el partido de igual a igual y sufrió muchísimo en el primer tiempo. Luego el DT corrigió incluyendo a Franco Troyansky, que le permitió tener mayor presencia en ofensiva, para que los defensores del Mineiro no se adelantaran tanto.
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En ese partido, Unión apenas remató tres veces al arco, tuvo una posesión del balón del 28% y tan solo dio 197 pases. Una muestra contundente de que asumió un rol de esperar y contragolpear, sin plantarse en campo rival a sostener el partido. Algo muy distinto a lo que sucedió en el encuentro ante el Bahía.
Si bien es cierto que Unión no tenía la ventaja de tres goles, la realidad indica que era el partido de ida y que podía especular con la revancha. Habitualmente los equipos en el primer encuentro se cuidan un poco más, pero eso no sucedió y el Tate salió a ganar el partido.
Y los números así lo demuestran, ya que tuvo el 54% de la posesión del balón, contra el 46% del elenco brasileño. Remató nueve veces al arco contra cinco que lo hizo el Bahía y además dio 419 pases contra los 369 que ejecutó la formación local. Lo superó a su rival en todos los rubros.
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Por lo cual, es evidente la postura adoptada entre un partido y el otro. Con la ventaja establecida, el Unión de Madelón se fue a defender con un esquema conservador y aguantando como podía. Con Azconzábal y más allá de no tener esa ventaja, salió a ganar el partido, aún sabiendo que había revancha una semana después como local.
Sistemas táctidos diferentes, ambiciones distintas aún con el mismo resultado negativo. Es verdad que Unión perdió con el Mineiro y clasificó y que con Bahía aún la llave está abierta. Pero más allá de las frías estadísticas, la divergencias se observaron en las intenciones de un equipo y el otro. O mejor dicho entre un técnico y el otro.