Con varios cambios –hay una casa con veinte concursantes, y otra residencia más chica con los “aspirantes” a formar parte del juego–, los flamantes hermanitos cuentan desde el inicio con 120 pesos en billetes de Gran Hermano y con ello deberán afrontar sus gastos; podrán incluso apostarlos y utilizarlos como quieran.
Uno x uno, los hermanitos
Todos competirán por un premio de un millón de pesos, que solo uno se llevará al finalizar el juego. Sin embargo, el canon irá disminuyendo a medida que estén en placa. La diferencia entre lo que se lleve el ganador y el millón de pesos será donada. Otra de las diferencias es que esta vez están prohibidas las autonominaciones.
La singularidad más importante es que en esta edición hay dos casas: la principal, donde hay veinte hermanitos, y una “casa de al lado” donde conviven los cuatro suplentes que esperarán hasta que el público elija quiénes van a pasar al hogar principal. “El casting lo cierra la gente”, sentenció Rial, quien antes de comenzar el programa se sentó en el living de Susana Giménez.
En la nueva propuesta, la casa central tiene dos habitaciones en las que solo hay tres camas. Al igual que en las últimas ediciones, los participantes deberán compartir su lugar a la hora de dormir. ¿Pasará algo más?
Entre otras novedades, en esta nueva edición la casa más famosa del país se expandió e incorporó a Uruguay.
De las historias conmovedoras que contaron los participantes podemos destacar la de Nazareno Bellini, hijo de Daniel Bellini, dueño del boliche Pinar de Rocha y condenado a 16 años de prisión por el asesinato de quien era su pareja, la bailarina Morena Pearson; la de Clarisa, la hermana del jugador charrúa Sebastián “el Loco” Abreu; y la de Ezequiel, un ex drogadicto.