No fue un show más lo que se pudo vivir el sábado por la noche en el cierre de la décima edición del Personal Fest. A diferencia de lo que ocurre en tantas oportunidades la banda de cierre llegaba al club Geba de Buenos Aires en su mejor momento lejos de especulaciones o varios años de ausencia como ocurre en otros casos. Arctic Monkeys pisó buenos Aires en pleno apogeo de ventas de su reciente disco AM y más de 30 mil personas se hicieron presentes para dejar en claro que su momento es inmejorable. La banda nacida en Sheffield, Reino Unido, actualmente lidera los charts mundiales más destacados y con estilo y buenas canciones supo poner al rock nuevamente en el lugar que se merecía tras pelear con “figuras” nacientes del pop que con visitas relámpagos en los rankings luego desaparecen de forma fugaz. Era la hora de ver a los Monkeys arriba del escenario. Muchas cosas variaron desde la aparición de la banda y 11 años fueron suficientes para cambiar tanto de imagen como de sonido y mostrar una maduración envidiable que fue de un sonido rockero y desprolijo y una imagen flogger de Turner hasta un presente con aires de 50 y guitarras estridentes con sonidos vintage de la vieja escuela.
Y llegaron los monos...
A las 22.30 todo estaba listo y el apagón indicó que era hora de verlos en escena. Un imponente escenario y una combinación de luces que dibujaba la tapa de su último disco, esperó a los muchachos que no iban a mostrar grandes sorpresas en la lista de temas y no se iba a diferenciar a lo que mostraron en la gira anteriormente, ni en Córdoba. Los gritos de la platea femenina anunciaron la llegada de Turner al escenario y con un loop percusivo e inconfundible empezó a oírse la banda con un sonido demoledor interpretando Do You Wanna Know?.
De esta manera la agrupación dejó en claro que venían a tocar dejando atrás algunos clichés rockeros y que ponían toda la carne al asador sin importarles abrir el show con el tema que fue el elegido como difusión de su última placa. Acto seguido con un Buenas noches Argentina de saludo la historia siguió con Snap Out of It. Con dos temas bastó para saber que Turner tiene en claro lo que quiere y su calidad interpretativa, tanto vocal como en su instrumento, no está para nada lejana de lo que se puede escuchar en sus discos. La agrupación se notó sólida sin inconvenientes de sonido y la excelencia ya fue un prólogo de lo que se iba a ver en la noche. Tras Arabella, que también forma parte de su último disco, las preguntas empezaron a aparecer y todas conducían al mismo lado: ¿Harán temas de sus discos anteriores? Por suerte las respuestas llegaron en forma de acordes y distorsionados y tras varios acoples se empezó a escuchar Don’t sit Down Cause I’ve Moved Your Chair para luego continuar con Dancing Shows. Cada uno de los riffs oscuros del tema eran acompañados por movimientos sugestivos de Turner que constantemente a lo largo del show tiene relaciones carnales con cada una de sus caras guitarras y despertaban el aplauso del público en general y los gritos de sus fanáticas de amplio rango de edades. El enigma había llegado a su fin. Monkey promedió su show de una hora y media y desplegó talento arriba del escenario. Hubo canciones para todos los gustos ya que estuvieron las nuevas, pero no faltaron sus clásicos como Fake to the San Francisco y Fluorescent Adolescent. Cuando parecía que todo había terminado y el muchacho de camperas negras peinaba su jopo engominado frente a su público para retirarse, el caluroso cántico con el nombre de la banda del público argentino hizo que sus compañeros regresen a escena para interpretar tres temas más. Dos baladas, One for the Road con una introducción extendida y I Wanna Be Yours ablandaron a los presentes, mientras dos gigantes bolas de espejos giraban a los costados del escenario dándole un marco al show envidiable. El recital llegaba a su fin, pero faltaba un tema y empezaron a sonar las estridentes guitarras de Turner y el cierre fue con todo con una extendida y demagoga versión junto al público de R U Mine?.
Artics Monkeys volvió a la Argentina y en su mejor momento, promediando sus 12 años de banda. Un sólido grupo de rock que vuelve a poner en escena a las guitarras valvulares y una voz envidiable haciendo temas potentes, pero sin perder nunca la esencia de la canción. Un gran show de cierre del primer día del Personal Fest en su décima edición en el corazón de los bosques de Palermo.
Una gran dosis rockera de la buena que hacía falta y que renueva los aires de un género que la sigue peleando frente a la aparición del “paracaidismo” sonoro.
Maxi Marano
Enviado Especial