Un ataque narco brutal conmocionó a la ciudad de Frontera, en el departamento Castellanos, este miércoles 9 de julio por la tarde. Cerca de las 18, un hombre de 31 años, identificado como B. M. M., circulaba en su auto Ford Fiesta blanco junto a su hijo de apenas cuatro años, cuando fueron emboscados por un grupo de sicarios que dispararon a quemarropa desde otro vehículo.
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El crimen, vinculado a una guerra narco, ocurrió frente al estadio polideportivo. El vehículo de los atacantes apareció incendiado en Josefina. Investigan homicidio y tentativa de homicidio.

Por Juan Trento

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El lugar donde sucedió el ataque criminal en la ciudad de Frontera, en el límite con la provincia de Córdoba
El violento ataque ocurrió en las inmediaciones del polideportivo ubicado entre las calles 7 y 90. Padre e hijo quedaron ensangrentados dentro del auto, mientras los agresores escapaban a toda velocidad. Media hora después, en la localidad vecina de Josefina, hallaron un Fiat completamente incendiado, presuntamente el vehículo utilizado por los autores del crimen.
Una ejecución a sangre fría
Fueron los vecinos, alertados por los múltiples estampidos de arma de fuego, quienes denunciaron lo sucedido al Comando Radioeléctrico de Frontera. Cuando los agentes llegaron, encontraron a las dos víctimas gravemente heridas y los trasladaron de urgencia al hospital Iturraspe de San Francisco, en la provincia de Córdoba.
Los médicos constataron la muerte del niño, identificado como Samir Torres, y asistieron al padre, apodado “Peladito”, quien recientemente había salido de prisión. El hombre fue operado de urgencia y permanece internado en terapia intensiva, en estado crítico.
El auto de los sicarios apareció incendiado
Cerca de las 20, efectivos policiales hallaron un automóvil incendiado en Josefina, a unos seis kilómetros del lugar del ataque. Según testigos, se trataría del Fiat utilizado por los sicarios, quienes lo habrían rociado con líquidos inflamables para borrar toda evidencia del crimen.
Peritajes y cámaras para identificar a los asesinos
En el lugar del hecho trabajaron efectivos de Orden Público, Policía de Investigaciones (PDI) y del área Científica, quienes preservaron la escena y levantaron pruebas. Se secuestraron 10 vainas servidas calibre 9 milímetros, un tipo de arma de guerra de altísimo poder letal.
Además, se realizó un relevamiento de testigos y de las cámaras de videovigilancia públicas y privadas, con el objetivo de reconstruir el recorrido de los sicarios antes, durante y después del crimen.
La causa quedó en manos de la Fiscalía de Flagrancia del Ministerio Público de la Acusación, que investiga el hecho como homicidio agravado del menor y tentativa de homicidio contra su padre, en el marco de una guerra narco sin cuartel que se cobra vidas inocentes.
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