Tras la renuncia de Dionisio Scarpin al cargo de intendente de Avellaneda para asumir como senador nacional, la meca de Vicentin irá a elecciones anticipadas. Pese a las intenciones de varios dirigentes opositores, que quieren cocinarlo cuanto antes, parece que el frente de frentes tendrá que esperar hasta 2023.
Avellaneda va a elecciones anticipadas a intendente
Esta semana, el gobernador Omar Perotti y la ministra de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos, Celia Arena, firmaron el decreto para cubrir el cargo de intendente de la localidad del departamento General Obligado. Las primarias serán el 28 de agosto y las generales el 16 de octubre de este año.
La ley Orgánica de Municipalidades de la provincia establece que en caso de fallecimiento, incapacidad, renuncia o destitución del intendente, producidos hasta un año antes del término del mandato, se elegirá a una nueva persona para completar el período.
En diciembre, cuando Scarpin ocupó su banca en el Senado nacional, asumió como intendente interino el presidente del Concejo local, Gonzalo Braidot. Como señal de continuidad, Braidot estuvo acompañado por el propio Scarpin y por Orfilio Chacho Marcón, un cacique radical que también gobernó la ciudad y que transita su tercer mandato como senador provincial.
Una curiosidad: hasta 2019 todos pertenecieron al Frente Progresista Cívico y Social. Pero tras la derrota en la provincia, la muerte de Miguel Lifschitz y la reconfiguración del escenario político santafesino migraron hacia Juntos por el Cambio.
En diciembre asumió como intendente interino Gonzalo Braidot, presidente del Concejo local. Lo acompañaron Scarpin y el senador Orfilio Marcón
Con un padrón local de sólo 21 mil personas -la mitad de la capacidad de la cancha de Newell’s, por ejemplo-, Avellaneda ganó lugar en la agenda nacional con la fallida incursión de Alberto Fernández en Vicentin, en junio de 2020. Frente a una movida mal calculada por la Casa Rosada y comunicada de manera confusa por el presidente, Scarpin se erigió como el principal referente de unas protestas en defensa de la propiedad privada que relegaron a un segundo plano el tendal de heridos -productores, bancos públicos y privados- que dejó el default del gigante agroexportador.
Esa vidriera nacional y el aparato radical del norte de la provincia jugaron un papel clave para que Scarpin comparta fórmula con la ascendente Carolina Losada, gane primero la interna a Maximiliano Pullaro, Federico Angelini y José Corral, y le arrebate después al peronismo la banca de la mayoría.
Braidot aparece como el candidato natural del armado que tiene en la provincia al diputado provincial Julián Galdeano como arquitecto principal. A pesar de que Galdeano defiende la idea del frente de frentes, parece difícil que Avellaneda sea un laboratorio para 2023. El motivo: el PRO es el principal espacio opositor en la ciudad.
Consultados por La Capital, referentes de la UCR, el PRO y el Partido Socialista indicaron que la estrategia electoral para la ciudad vecina a Reconquista todavía está fuera de la discusión partidaria.
A nivel provincial, el “frente a la santafesina” marcha a fuego lento. Mientras Pullaro quiere pisar el acelerador, Galdeano ensaya un delicado equilibrio entre avanzar y contener, y el PS posterga para la segunda mitad del año las definiciones electorales, Pablo Javkin impulsa movidas que generan ruidos con sus potenciales socios.
Por ahora, la única experiencia de unidad opositora es la de Venado Tuerto. Allí el intendente Leonardo Chiarella reunió bajo un mismo paraguas político -llamado Primero Venado- a la UCR, el socialismo y el PRO. Hasta acá, el experimento es exitoso, al menos en el plano electoral: le permitió a la oposición ganarle al peronismo después de 24 años y controlar seis de las diez bancas del Concejo.
Mariano D'Arrigo // La Capital