La emigración de enfermeros santafesinos se ha vuelto un fenómeno cada vez más frecuente, impulsado por la sobrecarga laboral, los bajos salarios y la posibilidad de acceder a condiciones más favorables en el exterior.
Al igual que los médicos, enfermeros santafesinos emigran del país en busca de mejores sueldos y oportunidades
Desde el Colegio de Enfermeros de Santa Fe advierten sobre el crecimiento sostenido de profesionales que deciden dejar el país. La búsqueda de una mejor calidad de vida y condiciones laborales más estables, entre las principales razones.

Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Desde el Colegio de Enfermeros de Santa Fe advierten sobre el crecimiento sostenido de profesionales que deciden dejar el país
Así lo confirmó Carlos Azoge, presidente del Colegio de Enfermeros de Santa Fe, quien señaló que esta tendencia comenzó a advertirse hace algunos años y hoy ya es una realidad consolidada.
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“Hace tres años anticipé que, si no se tomaban políticas de Estado, Santa Fe iba a terminar exportando enfermeros. Eso hoy ya es un hecho”, afirmó Azoge.
Si bien aclaró que se trata de un proceso complejo, que incluye homologación de títulos y aprendizaje de idiomas. Aseguró que muchos profesionales están eligiendo como destino principalmente Italia, seguido por España y Alemania.
Los motivos detrás de esta decisión son principalmente laborales. “La mayoría trabaja en dos lugares. Son enfermeros expertos, con especialización en áreas críticas que hoy demandan estos países. Acá están cansados de trabajar 14 o 16 horas por día para sostener a sus familias”, explicó Azoge en declaraciones a la emisora LT10. Y agregó: “Optan por calidad de vida. Allá, con un turno de ocho horas, ya pueden cubrir todas sus necesidades”.
El fenómeno no implica un faltante de enfermeros en la provincia, pero sí plantea desafíos en áreas clave. En el Colegio se matriculan entre 500 y 600 profesionales por año, pero las últimas dos promociones están teniendo dificultades para insertarse laboralmente.
“Hoy el enfermero se recibe y le cuesta ingresar al mercado laboral. La situación es inversa a la de hace una década”, describió.
A futuro, la principal preocupación es el posible vaciamiento de sectores críticos de atención, donde los enfermeros con mayor experiencia y formación suelen desempeñarse.
“Los europeos no son tontos. Buscan personal altamente calificado, licenciados con experticia. Y ese es el perfil de los que están migrando”, advirtió Azoge.
Además de la carga laboral, hay un fuerte impacto en la salud emocional de los trabajadores. Azoge recordó que antes de la pandemia el Colegio impulsó un estudio sobre el síndrome de «cabeza quemada» en el personal de enfermería. “Los resultados eran muy alarmantes. Se los presentamos al Ministerio de Salud y al gobernador en ese momento”, comentó.
En esa línea, advirtió que es insostenible que un trabajador pueda mantener la concentración cuando trabaja 16 horas por día.