Las estadísticas son contundentes y reflejan el déficit de Unión en los últimos dos partidos. El equipo dirigido por Gustavo Munúa apenas rescató un punto sobre los últimos seis en disputa y esa magra cosecha se debe a la ineficacia evidenciada frente al arco rival.
Unión y el pecado de no acertarle al arco rival

Télam
Unión sufre por la ineficacia a la hora de rematar al arco rival.
Está claro que el Tate debería haber sumado más unidades, pero en el fútbol no valen los merecimientos. La realidad indica que el elenco rojiblanco fue superior a Racing, pero sumó un punto y en el final casi lo pierde. Y frente a Independiente mereció ponerse en ventaja y como mínimo llevarse un empate, pero terminó perdiendo.
En el encuentro ante la Academia, Unión ejecutó 25 remates, pero tan solo cuatro fueron al arco rival y convirtió un gol. En tanto que su rival dispuso de 12 remates, es decir la mitad, pero cinco se dirigieron al arco y uno terminó en gol. Allí se explica el empate final. Racing pateó menos, pero fue más efectivo y el Tate no tuvo puntería.
LEER MÁS: Unión sumó más jugadores a su enfermería en Avellaneda
Por su parte, en el cotejo frente a Independiente, el elenco rojiblanco dispuso de 13 remates, pero solo tres fueron al arco del equipo local y no marcó. Mientras que el Rojo remató en siete oportunidades, casi menos de la mitad, pero cinco tuvieron como destino el arco defendido por Sebastián Moyano y uno terminó en gol.
En consecuencia, en los dos partidos ante Racing e Independiente, el Tate pateó más al arco rival que su adversario, generó más situaciones de gol, pero empató y perdió. Y eso sucedió por su ineficacia a la hora de definir, un pecado en un fútbol tan parejo y que se define por detalles.
Tendrá que mejorar en ese aspecto, ser más contundente cuando pise el área rival, pero también más sólido cuando lo ataquen. Desde que asumió Munúa, a Unión le marcaron goles en todos los partidos, evidenciando una notoria fragilidad defensiva.