Eran las 20.45 del 17 de marzo, en Iturraspe al 2000, cuando un matrimonio ingresó a su casa. Apenas llegaron, encontraron la puerta forzada. Algo no estaba bien allí. Tres ladrones esperaban dentro. Cuando el propietario ingresó desprevenido lo sujetaron del cuello y lo llevaron hasta una habitación. "¿Donde están la ranitas verdes?" le gritaban haciendo alusión sobre dónde se encontraban los dólares, la moneda estadounidense más preciada. La mujer por su parte fue trasladada a otro cuarto. Todos indicaban que a esa casa la había "marcado la policía". Del lugar, los tres delincuentes se llevaron $1.900, un reloj y una billetera. Previo a retirarse maniataron al hombre y le colocaron una media en la boca.
"Las ranitas verdes", el botín preferido de la familia que asaltaba casas en Santa Fe
Por Ignacio Mendoza
El trío subió a un automóvil que se encontraba afuera. Allí estaba el jefe, el campana de la banda que alertaba cualquier movimiento extraño. Aquel día el atraco a la vivienda no salió como el resto. Fueron descubiertos, sus caras vistas y puestos en evidencia más que nunca. Era la debacle de la organización. Sin embargo, la codicia y la ambición hizo que el grupo nuevamente quiera asaltar otra casa sin imaginar que sus teléfonos y movimientos estaban siendo seguidos, de manera sigilosa, por los pesquisas de la Policía de Investigaciones bajo la conducción de la fiscal María Laura Martí.
El caso llegó a tribunales el pasado sábado, luego de que la mayoría de los integrantes de la banda fueron detenidos el 26 de marzo cuando intentaban dar un nuevo golpe en una vivienda de calle Amenábar, en el sur de la ciudad. Allí, la fiscal Martí imputó al sindicado cabecilla de la banda, identificado como Armando Ceferino Y., a su pareja, Cintia Tamara A. y a los sobrinos de ambos, Mario alias "Monito" y Mauro. En tanto, también fue imputado Cristofer M., amigo de estos dos últimos.
A todos la fiscal Martí les atribuyó el delito de "asociación ilícita" y "coautores de robo calificado por ser en poblado y en banda" en ochos hechos delictivos ocurridos en distintos puntos de la ciudad de Santa Fe. Los cinco quedaron en prisión preventiva el lunes pasado y por un plazo de 30 días. La orden fue resuelta por la jueza de la Investigación Penal Preparatoria (IPP), Sandra Valenti y no tuvo oposición de la defensa a cargo de Germán Corazza y Juan Aguilar.
Robo con inteligencia
Se estima que la organización estuvo operando en la ciudad desde el 16 de marzo del 2018 hasta el viernes de la semana pasada. De igual manera, los investigadores no descartan que hayan realizado otros robos y que puedan sumarse con el correr de los meses cuando se cotejen denuncias similares en distintas dependencias.
El modus operandi de la banda tenía desplegados sus roles claramente. A bordo de una Chery Tiggo color blanca, los delincuentes realizaban ciertos trabajos de inteligencia. Desde pasar en reiteradas oportunidades por la viviendas para saber si los dueños habían salido o llamar por teléfono, que lo hacía la única mujer detenida, para detectar si había alguien en casa. En caso de que alguna persona atendiera el teléfono, se hacía pasar por un familiar.
La logística era siempre la misma. Los cuatro hombres llegaban a la propiedad y tres de ellos iban hasta la vivienda marcada. De un bolso sacaban destornilladores y otros elementos, ingresaban por las puertas traseras –tras saltar algún tapial– y buscaban los elementos de valor.
Los investigadores le atribuyeron a la banda haber robado en una vivienda de 9 de Julio al 6700 entre la noche del 16 y primeras horas del 17 de marzo del año pasado. Allí sustrajeron 31 mil dolares y un botín de alhajas valuado en 700 mil pesos. En otra propiedad, ubicada en Marcial Candioti al 4700, los ladrones irrumpieron el 3 de octubre del 2018 entre las 20 y las 21.
Meses después, el 23 de febrero del 2019, entre las 21 y las 23, atracaron una casa de Pedro Ferré al 2000. El mismo día y en la misma cuadra hicieron lo mismo pero en otra propiedad.
El otro robo achacado a la banda ocurrió cinco días después, el 28 de febrero en Pedro Ferré al 2100, pero todo quedó en un intento ya que cuando quisieron ingresar a la propiedad advirtieron que dentro de la misma estaba una niñera cuidando de los hijos del matrimonio propietario del inmueble.
Los dos últimos hechos ocurrieron el 16 de marzo pasado en Moreno al 3400, en el macrocentro santafesino y el 17 del mismo mes en Iturraspe al 2000, cuando fueron encontrados por los dueños de la casa.
Cómplices
Si bien hasta el momento la investigación pudo dar con los cinco principales acusados, la fiscal Martí no descartó que haya más personas involucradas. Es que en base a las escuchas se detectó que al menos dos personas participaban de la organización suministrando los datos de las casas marcadas.
"Hay más personas involucradas que son de afuera del círculo", explicó la funcionaria judicial a cargo de la causa. Según indicó, los cinco detenidos se nutrían de información en algunas oportunidades de personas que aún no lograron ser identificadas. "Recibían datos de terceros sobre movimientos de dinero en determinadas personas. Se está tratando de establecer cómo era la modalidad de esos involucrados que aportaban la información", remarcó.
Asimismo, el robo ocurrido en la vivienda de Iturraspe 2000 dejó sospechas sobre si alguien vinculado al ámbito de la seguridad aportaba información sobre las viviendas deshabitadas. No es menor que los delincuentes hayan dicho a los propietarios de la vivienda que la misma había sido "marcada por la policía".