En función de los resultados y de las dos actuaciones de Colón ante Rosario Central (marzo) y Defensa y Justicia, no caben dudas que Eduardo Domínguez le cambió la cabeza al plantel sabalero. No solo hizo su trabajo como entrenador, sino también las veces de psicólogo. Recuperó en lo anímico a los jugadores, les dio una confianza que no tenían y ayudó a liberarlos en lo mental. Se sacaron una mochila de plomo que llevaban a cuestas desde la final perdida en Paraguay.
El técnico de Colón que además se recibió de psicólogo
En los primeros siete partidos de este 2020 bajo la conducción de Diego Osella, el Sabalero sumó 2 puntos sobre 21 en juego, con cinco derrotas y dos empates. Con Domínguez en el banco, Colón ganó los dos partidos en condición de visitante marcando seis goles y recibiendo apenas uno. En los siete encuentros anteriores, el elenco rojinegro apenas anotó un gol y sufrió 13 goles. Con Osella consiguió el 9% de los puntos y con Domínguez el 100%.
La diferencia es abrumadora, pero más allá de lo futbolístico, la realidad indica que la recuperación está en la cabeza, el fútbol es un estado de ánimo y el actual entrenador acertó con el diagnóstico y el tratamiento. Incluso tiene menos plantel que en la temporada pasada. Se fueron contando a Viatri (se declaró despedido) 12 futbolistas y llegaron apenas dos. Por lo cual, claramente cuenta con menos material.
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Pero es evidente que más allá del trabajo táctico y la idea futbolística que le imprimió al equipo, Domínguez le sanó la cabeza. Colón era un equipo sin respuestas anímicas que ante la primera adversidad no se recuperaba. Era cuestión de que le hagan un gol para derrumbarse. Y si bien en estos dos partidos nunca estuvo en desventaja, la motivación y el espíritu competitivo cambió radicalmente. Allí estuvo la principal virtud de Domínguez, serenó a los jugadores y generó paz puertas adentro.
El mensaje es claro y los futbolistas lo asimilan, no hay misterio y sí mucho trabajo y contención. No es casualidad que muchos integrantes del plantel ponderen la tarea del cuerpo técnico. Porque además de lo anímico, Colón se recuperó físicamente y futbolísticamente.
El mejoramiento fue integral, pero es evidente que comenzó por la cabeza y luego se trasladó a los pies. En el fútbol como en la vida si una persona no está bien en lo anímico y lo mental difícilmente pueda llevar a cabo su trabajo. Y eso sucedía con Colón, por eso el factor Domínguez resultó determinante laburando de técnico y haciendo horas extras como psicólogo.