Junto al petróleo y el oro, el agua cotiza desde diciembre de 2020 en la Bolsa. La escasez de este bien tan preciado ha sido clave para llegar hasta Wall Street. De hecho, su valor en Bolsa podrá ser usado como referente para los mercados de agua de todo el mundo.
El agua cotiza en la bolsa de Wall Street
Es precisamente la escasez unida a su encarecimiento lo que ha hecho que el agua termine cotizando en el mercado de futuros al igual que otras materias primas como el petróleo, el oro o el trigo. Tal y como ha explicado un analista financiero, se trata de un hito histórico, ya que por primera vez se pone un precio internacionalmente válido de un recurso que es de vital importancia.
La cotización se basa en un indicador de futuros del agua de California que puede ser usado como referente para otros mercados mundiales, aunque los expertos creen que el precio del agua depende de varios factores, y además no hay una sola tarifa en los distintos Estados.
El motivo por el que se tomó esta determinación es, ni más ni menos, que la escasez de este bien. El índice Nasdaq Veles California Water Index, señala que el precio del agua se duplicó en el último año. Se estima que su valor seguirá subiendo a medida que sea cada vez más escaso.
Este índice, se basa en un indicador de precios de los futuros del agua en California que cotiza a dólares por acre-pie, una medida de volumen utilizada en Estados Unidos equivalente a 1.233 metros cúbicos.
Cómo se compra o vende el agua
En casi la totalidad del planeta, las leyes consideran el agua como un bien común del dominio público. No obstante, es posible otorgar derechos de uso de esa agua a través de concesiones o licencias administrativas. Lo que se empezó a cotizar en Wall Street no es el agua en sí misma, sino los derechos de uso.
Esto siempre ha funcionado de manera informal en todos los lugares del mundo con los sistemas de riegos, ceder los derechos a cambio de una compensación. Lo que es mucho menos común es la existencia de un mercado formal para realizar estas transacciones de derechos.
Cerca de la mitad de la población mundial vive en áreas con escasez de agua. Para 2050, según un pronóstico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en 2012, se esperaba que la demanda aumente en un 50%. Pero para tener agua, más allá de que llueva, hace falta gestionarla y, sobre todo, inversión en infraestructuras. El informe de referencia sobre los recursos hídricos es el que elabora la ONU. Su última versión, de junio de este año, hace hincapié en las previsiones alarmantes de escasez hídrica en multitud de regiones del mundo. "Las estimaciones de las necesidades de inversión en seguridad hídrica divergen, pero todos indican que la escala de la inversión debería aumentar significativamente", señala el informe sobre agua y cambio climático.
Hasta 2030 la OCDE prevé que solo se movilicen, al ritmo actual, 6.700 millones de dólares, y 22.600 millones de dólares para 2050. La FAO, la agencia de alimentación y agricultura de la ONU, reclama que se necesita multiplicar esa cifra hasta los 960.000 millones de dólares en inversiones de capital para ampliar y mejorar el riego hasta 2050 en 93 países en desarrollo.
"Las inversiones son necesarias no solo en nuevas infraestructuras, sino también en el mantenimiento y operación de las ya existentes, con el fin de mejorar su eficiencia y reducir las pérdidas de agua. El cambio climático genera riesgos adicionales para la infraestructura relacionada con el agua, lo que requiere un enfoque cada vez mayor en la incorporación de medidas de adaptación", apunta entre sus conclusiones el análisis de Naciones Unidas.
"Puede ser una forma para que llegue liquidez a determinadas regiones donde existe un difícil acceso al agua, en el caso de que los mercados se utilicen correctamente", según explica José Luis Herrera, un español analista financiero independiente. "El problema reside en que esos derechos excedan la cantidad de agua disponible, lo cual podría generar un conflicto a posteriori", añade. Esa es una de las razones por los que se ha generado controversia con este mercado de futuros. Por un lado, pueden acarrear una mayor flexibilización para la gestión del agua y evitar sequías a futuro, pero el libre mercado puede provocar que la generación de rendimientos mediante el agua que no se atiendan otras muchas necesidades.
Con los futuros, se genera una mayor profesionalización del mercado, creando una eficiencia mayor. Sin embargo, el mayor problema reside en que detrás de ellos hay un índice que actúa como subyacente está una consultora que mide los precios a pie del terreno. Es ahí donde se encuentra una especie de vacío que aún falta por rellenar y que genera algunas dudas sobre la eficacia de estos productos financieros.
Mercados controvertidos
Se considera que estos mercados pueden jugar un papel para flexibilizar la gestión del agua en caso de sequía y reducir los conflictos en este tipo de emergencias.
Sin embargo, Pedro Arrojo, economista y relator especial de la ONU para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, se muestra totalmente contrario a estos mecanismos financieros. "Estos intercambios de concesiones entran en flagrante contradicción con las bases con las que se administra un bien público, más que flexibilizar, esto es el libre mercado que hace negocio con el agua, de repente alguien hace dinero a base de vender un derecho que le ha dado gratis el Estado", subraya el profesor de Análisis Económico.