Cuatro años atrás, en medio de la Primavera Árabe, grupos de manifestantes salieron a las calles en varios puntos del país para reclamar apertura democrática y protestar contra la corrupción, entre otras cosas.
Siria: se cumplen cuatro años de una guerra civil cuyo final es incierto

La escalada de las protestas sacó a las calles a las fuerzas de seguridad que respondieron con arrestos masivos y represión, principalmente en la provincia sureña de Deraa -considerada la "cuna de la revolución"- dando lugar al conflicto armado.Por la represión, algunos soldados comenzaron a desertar y junto a un gran número de civiles tomaron las armas para enfrentar a las fuerzas leales al presidente, Bashar Al Assad.
El 31 de julio de 2011 los desertores formaron el llamado Ejército Libre Sirio, lo que marcó formalmente el inicio de la resistencia armada contra el gobierno sirio.
Lo que parecía que era una guerra entre sirios acabó mutando en un conflicto más complejo con la irrupción de milicianos extranjeros en grupos yihadistas como el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, surgida en enero de 2012, o el Estado Islámico (EI), que empezó a operar en abril de 2013.
El gobierno asegura que el conflicto es una guerra contra el terrorismo, el cuál es apoyado por Estados Unidos y otras naciones occidentales que proveen de armas a los rebeldes por razones geopolíticas.
La guerra en Siria ha causado más de 200.000 muertos y 3,8 millones de refugiados al llegar a su cuarto año, lo que la convierte en una de las mayores crisis desde la II Guerra Mundial según las ONG que trabajan sobre el terreno.
Los 3,8 millones de refugiados, la mitad de ellos niños, están repartidos en varios países como Turquía (más de 1,7 millones), Líbano (1,2 millones), Jordania (622.00), Kurdistán iraquí (250.000) y Egipto (136.000).
Los desplazados dentro del territorio sirio son 7,6 millones y más de 4,8 millones viven en lugares sitiados o de muy difícil acceso en los que las necesidades básicas no llegan a ser cubiertas.
Frustrados, cuatro años después del inicio de la revuelta popular millones de refugiados sirios siguen soñando con tener una "vida normal" en Siria o en cualquier otra parte.
"Mi vida ha dado un vuelco de 180 grados. Nadie puede imaginar lo que hemos vivido y seguimos viviendo. Nosotros no escogimos esta situación y desconocemos nuestro futuro", sostuvo Mohamad Msalam en declaraciones a la agencia de noticias EFE.
Para este sirio de 33 años, que llegó al Líbano el 10 de noviembre de 2012, su situación es peor que la de los prisioneros, porque según dice "al menos ellos saben a cuantos años fueron condenados".
Originario de Deraa (sureste de Siria), Msalam explica que huyó de la ciudad al igual que muchos otros jóvenes de su edad por temor a ser obligado a enrolarse en algún grupo militar o paramilitar.
Msalam, así como otros refugiados no figuran en los registros de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) porque el registro va acompañado de algunas restricciones como la imposibilidad de buscar trabajo.
Mientras, los combates no cesan en Siria donde más del 80% de las luces se han extinguido, según las agencias humanitarias que sostienen que la guerra civil está llevando a los sirios de regreso a la Edad Media.
En la provincia de Homs el panorama es diferente. El gobernador, Talal Al Barazi, se muestra optimista tras un acuerdo logrado en mayo con los insurgentes que puso fin a la violencia en el casco antiguo de la urbe.
Los opositores se marcharon al norte de la provincia y ahora Al Barazi está centrado en la reconstrucción de la ciudad y en forjar un pacto similar en el único barrio donde quedan opositores, Al Waer.
Al Barazi cree que es posible abrir un proceso de reconciliación en aquellas zonas donde solo hay grupos armados sirios, con los que se puede dialogar, a diferencia del EI.
Y es que con los yihadistas en Siria resulta complicado ver el fin de una guerra, que está ocasionando un gran sufrimiento para los civiles.
Fuente: Télam