Existe temor de una posible represalia del Comando Vermelho en Brasil. Uno de los principales líderes del grupo y primer objetivo de la operación del martes, conocido como Doca da Penha o Urso, sigue prófugo. Nadie sabe dónde se esconde ni quién lo protege.
Brasil en alerta por lo que pueda suceder tras la "Operación Contención" de Río de Janeiro
Tras el recuento de los muertos, más de 120, para Brasil comenzó el tiempo de la espera, marcado por la incertidumbre por una posible represalia
Brasil convulsionado tras la operación contra el Comando Vermelho
En Río de Janeiro, en las últimas horas, las autoridades decidieron trasladar a los reclusos que forman la cúpula del Comando Vermelho, en total una decena de personas, a una prisión estatal de máxima seguridad en Río de Janeiro, a la espera de trasladarlos posteriormente a una de las prisiones federales del país consideradas más seguras.
El objetivo es impedir la comunicación con los grandes jefes del Comando Vermelho, que ya se encuentran en prisiones federales, sobre todo con el exterior.
El Comando Vermelho es una organización criminal que nació en las cárceles
Fuentes de la investigación declararon a Infobae que la reacción del Comando Vermelho a la operación policial, con drones bomba y armas de alto calibre, fue ordenada desde el interior de la prisión de Bangu III. El Comando Vermelho, es una organización criminal que nace en las cárceles sobre las que ejerce un control interno. Ahora se teme que desde las cárceles pueda comenzar una serie de revueltas para desestabilizar el país.
La posibilidad de una venganza del Comando Vermelho en Río en las próximas horas y días es alta, también porque el gobierno de Río, a pesar de la polémica, sigue defendiendo la operación. El gobernador, Cláudio Castro, del Partido Liberal (PL) de Jair Bolsonaro, declaró que “la operación fue un éxito”, y añadió que “las víctimas solo fueron los policías”, que han sido cuatro.
El secretario de la Policía Civil, Felipe Curi, también anunció que investigará por fraude procesal a quienes retiraron los cadáveres de las personas fallecidas en la zona boscosa alrededor de las favelas afectadas por la operación. Más de 70 cadáveres fueron trasladados en las últimas horas y expuestos públicamente en una plaza del Complexo da Penha.
“Para desmentir ciertas narrativas, parece haberse producido una especie de milagro con estos cadáveres. Estas personas se encontraban en el bosque, equipadas con trajes de camuflaje, chalecos antibalas y armas. Ahora, muchos de ellos aparecen solo en calzoncillos o pantalones cortos, sin ningún equipo, como si hubieran atravesado un portal y se hubieran cambiado de ropa”, dijo Curi.
El impacto político de la operación tampoco debe descuidarse, sobre todo a largo plazo. De hecho, el enfrentamiento con el Gobierno federal no cesa. Castro volvió a criticar su falta de apoyo diciendo que ahora espera “integración y financiación”. “No responderemos a ningún ministro o autoridad que quiera convertir este momento en una batalla política. El mensaje es: o se unen a la lucha contra la delincuencia o desaparecen”, afirmó.
Apenas unas horas después de la conclusión de la operación, Castro había polemizado diciendo que el Gobierno de Lula le había negado en tres ocasiones los blindados militares de la Marina brasileña. Según el sitio web de noticias Poder 360, entre los motivos del rechazo se encontraba el temor a que pudieran ser robados por los narcotraficantes.
Lula definió a los "traficantes de drogas como víctimas de los consumidores, explotado por la derecha”
Lula, que debería haber comentado lo sucedido durante la toma de posesión de Guilherme Boulos como nuevo ministro de la Secretaría General de la Presidencia, no se pronunció. “La valoración que prevaleció fue que su discurso podría inflamar la disputa política. También se temía que el presidente cometiera otro error, como el que cometió durante su viaje a Malasia, cuando definió a los traficantes de drogas como víctimas de los consumidores de drogas, lo que habría sido explotado por la derecha”, escribe Vera Magalhaes en el diario O Globo.
El presidente brasileño se limitó a publicar un mensaje en X a última hora de la noche. “No podemos aceptar que el crimen organizado siga destruyendo familias, oprimiendo a los residentes y difundiendo drogas y violencia en las ciudades. Necesitamos un trabajo coordinado que golpee la columna vertebral del narcotráfico sin poner en peligro a agentes de policía inocentes, niños y familias”, escribió.
Pero la incógnita sigue siendo Estados Unidos. Tras el desbloqueo del diálogo entre Lula y Trump el pasado domingo en Kuala Lumpur (Malasia), sobre todo con vistas a la eliminación de los aranceles contra Brasil, la operación de Río de Janeiro pone el foco en un tema que en los últimos meses ha creado fricciones entre los dos Gobiernos.
Desde hace tiempo, Washington pide a Brasilia que designe tanto al PCC como al Comando Vermelho como organizaciones terroristas, pero el Gobierno de Lula siempre se negó.














