La historia ocurrió hace unos días. Luisina Morando, una joven docentes se encontraba de vacaciones en una playa de Río Negro. Había sido una tarde tranquila, casi sin emociones. Cuando se iba yendo, como es su costumbre, se puso a limpiar la zona cercana a ella. En ese momento encontró una botella enterrada. Al verla mejor, observó un papel dentro de ella. Parecía una película.
Encontró una carta lanzada al mar hace 44 años y cumplió lo que pedía
Por Bárbara Favant
Se llevó la botella a su casa y con mucho cuidado logró sacar el papel. Como era de suponer, este contenía un mensaje.
Con mucho cuidado, Luisina abrió la botella y logró extraer ese misterioso paquete. Era un papel húmedo, envuelto en un nylon y atado con un cordón, y con un texto escrito a mano.
"Esta botella fue tirada al agua en el balneario Las Grutas, provincia de Río Negro, R. Argentina, el día 7 del 2 de 1975. Quien la recoja, le agradecería escribir informando el lugar y fecha del hallazgo", decía el breve texto.
El mensaje estaba firmado por Miguel J. Borges y estaba acompañado de un número telefónico de una casa de Buenos Aires.
La duda era si tantos años después ese número seguía siendo el mismo. Por ello, Luisina apeló a las redes sociales y en su muro de Facebook escribió: "Ayer por la mañana mientras juntaba basura en la playa tuve la emoción y el placer de encontrarme con este regalo del mar… A lo lejos era una botella más pero cuando la tuve en mis manos no puede imaginarlo. ¡Algo único que solo he vivido en películas y cuentos piratas, un mensaje de un hombre pidiendo a quien la encuentre información, fecha y lugar… Miguel J. Borges gracias!! ¡Espero encontrarte!", escribió impresionada.
Gracias a la publicación, Luisina se enteró que Miguel ya no vivía en la misma casa. Además consiguió otros tres números telefónicos pero no obtuvo respuesta hasta después de varios intentos.
Del otro lado respondió Mabel Ballestero. Se trataba de la mujer de Miguel. Ella le contó que “ellos viajaban mucho y a él le encantaba hacer esa clase de iniciativas, "cual soñador", según le dijo a la docente.
Pero toda felicidad tiene una pizca de tristeza. Miguel había fallecido hace seis años. Frente a esto, Luisina le dejó sus datos a los hijos de Miguel y Mabel por si querían recuperar el mensaje. Hasta ese momento, ella guardará este en un folio y la botella.
"La guardaré conmigo y será un lindo recuerdo para contar a las futuras generaciones", finalizó Luisina.