Hace 11 años que el Primavera rock se realiza en la Costanera y miles de jóvenes a lo largo de los diferentes festivales, pudieron disfrutar de agrupaciones locales y nacionales en la historia del evento.
Miles de jóvenes , y no tanto, en un Primavera rock bien local
Por Juan Almará
La costanera desde 2005 fue testigo de agrupaciones como Las Pelotas, Kapanga, Los Cafres, Estelares, Los Tipitos, Catupecu Machu (en dos oportunidades) y Los Pericos en los cierres de cada una de las citas rockeras, siempre acompañados por créditos locales que encontraron en este escenario el lugar de despegue ante una multitud, en varias oportunidades, y la manera de pisar más fuerte en otras.
Desde el 2010 la Municipalidad tomó como meta poder contar con números que sean locales y apostar, de esta manera, a las actividades culturales de la ciudad y la región sin mirar tanto para afuera. En esta ocasión se repitió una situación curiosa y fue algo parecido a lo que sucedió en 2007. El evento se caracterizó por tener un tinte puro y exclusivamente local. Algo que el público y los artistas festejaron en las redes sociales los días anteriores al 21 de septiembre.
En 2007 dos de las tres bandas más convocantes de la ciudad pudieron dar cierre al evento con más de 40 mil personas disfrutando de dos momentos que serían históricos, únicos e irrepetibles. Por un lado se pudo ver de manera gratuita la presentación de La Cruda, con formación original (salvo Tristán Ulla que no estaba en el país) y no iba a ser un toque más ya que se trató de una de las últimas presentaciones en vivo de la agrupación que marcó el sonido a seguir en estas tierras entre finales de los 90 y principios del 2000.
Por otro lado volvía Carneviva luego de muchos años de ausencia en la escena local. Con Tavo Angelini y Lucio Venturini como únicos músicos de la banda original, un repaso de canciones fueron el convite para el delirio del público que se dio cita en el escenario de la Costanera y Bulevar Muttis que en este caso a diferencia de 2007, miraba para otro lado.
Fue una fiesta. El rock local tomaba fuerzas nuevamente y unía a dos agrupaciones que caminaron juntos un tiempo, allá por los 90, pero que no compartían una jornada musical desde hace años. Este miércoles de alguna manera la historia se repitió, pero en parte. Pasaron nueve años de ese histórico momento y el viento volvió a amontonar a los músicos estandartes del rock local para una nueva presentación en la ciudad.
El rock nuevamente supo amalgamarse y fusionó a Carneviva y parte de La Cruda en un show que fue demoledor. De esta manera, y para esta ocasión, Tavo Angelini y Lucio Venturini invitaron a Martín Zaragozi en bajo y Leo Moscovich a formar parte de un puñado de canciones que iban a traer grandes recuerdos a los más grandes (había muchos) y por otro lado iba a mostrar a las nuevas generaciones la etapa más viva del rock local allá por los 90. Como si este cuarteto fuera poco, también fue de la partida Pichu Piccioni con una performance de lujo.
Igual, la cosa había comenzado más temprano. El rock dijo presente junto al sol y lo hizo para los más jóvenes que tuvieron la posibilidad de escuchar a Sin Devolución en primer lugar, que fueron los ganadores del concurso de bandas organizado por la Municipalidad de Santa Fe.
Una buena iniciativa que lleva a las bandas escolares a afinar sus temas para poder mostrarlos en un escenario tan importante como el del Primavera Rock. Después llegó el turno de Nada Más y Nada Menos (ya tocaron en años anteriores) que pusieron algo de grunge a la tarde en un recital similar al ofrecido en la última Bienal de Arte Joven.
Párrafo aparte para Los Cuervos, banda que sin dudas marca el camino a seguir con un acentuado paso dentro del sonido stoner que tanto ama esta ciudad. Filosos como una navaja y con un disco y video estrenado recientemente, la banda afirma que no es en vano el lugar que se viene haciendo con tan solo dos años en escena. El calor subía como la temperatura de los equipos valvulares.
El sol se escondía y mientras se llenaba la zona de vallado, Cabezones subió a escena en un formato reducido ya que había una guitarra menos. Dato que solo se notó en presencia física, ya que en lo sonoro Eugenio Jauchen volvió a mostrar la solidez interpretativa en cada uno de los temas.
César Andino decidió arrancar tranqui y lo hizo con Pasajera en Extinción. Vestido de negro como es costumbre puso un poco de oscuridad para adelantar la noche. Siguió Sueles Dejarme Solo mientras pedía que los presentes se acerquen al escenario.
Mi Pequeña Infinidad trajo de nuevo a las tablas el formato canción buscando la aprobación y cantito del público con un "Gustavo" al viento, llegó el turno de Persiana Americana. Tras los aplausos y poniéndose en director de escuela, Andino marcó el comienzo de Globo, tema que arrancó la gente cantando en tres oportunidades. Siguiendo con las versiones de rock mexicano (país que ama Cabezones), llegó Lucha de Gigantes.
Frágil dio fin a un recital con una versión demoledora. Andino se fue del escenario tirando su bastón y agitando la batería. Entre sorteos y cantitos se acercaba el final. Con un logrado escenario con todo perfectamente acomodado, era el turno de Carneviva. Banda que ya tuvo incontables formaciones pero que mantiene el espíritu de su voz líder Tavo Angelini y la precisión exacta del creativo Lucio Venturini en la batería.
Con toques de percusión característicos arrancaba la noche con El se Acostó, del disco Curtido. Automáticamente se notó que Pichu Piccioni iba a ser una parte importante de esta versión 2016.
Con armónica en mano y al lado de la laguna, Caballos trajo el rock con riffs zeppelianos para los presentes y con la experiencia de los años, Moscovich y Zaragozi llevaban a la banda a un punto de excelencia ganando más volumen. Stop en la Colmena fue el antecesor de Todo Depende de Nosotros que, como dice la letra, a más de uno dejó "arriba del plato".
Matándonos, del disco Hígado de Bronce (disco que prometió una segunda parte que nunca salió), arrancaba con el característico juego vocal de Angelini y con tonos líricos lo mostraba encendido como es costumbre.
Bailemos Hermana volvió a mostrar riffs bien marcados con la característica solvencia de una banda de tal estirpe. Tras un descanso más que meritorio volvió a escena Piccioni, que cada vez tocaba más fuerte para tratar de equiparar a los demás. Acto seguido, Música te Amo fue el prólogo de la aparición casi demoníaca de Tavo con el clásico Aún no Vine, que lo dejó en cuero tras una puesta en escena con su lograda impronta. Picos de Color hizo delirar a los más grandecitos que pasaban los 40 y despertó la curiosidad de los más adolescentes.
La Perspectiva mostró el lado más rockero de la fusión 90 que bajó un cambio, hasta ahí nomás, con No Creo en Morir.
Con dos violas al unísono, cuatro riffs bien marcados daban paso a Rosa Cuveé, tema que tiene la particularidad de no haber sido editado pero que conoce casi todo Santa Fe.
Tras los aplausos del público todo llegaba al fin pero claramente faltaba algo. A poca distancia de Alto Verde, no podía faltar uno de los dos himnos que tiene ese distrito costero.
Magnífico Alto Verde volvía a mostrar a los presentes esa película que alguna vez supo escribir Angelini y que tan vivo mantuvo al rock local, sonando hasta en los casamientos y cumpleaños de 15. Con un furioso pogo terminaba una nueva función de Carne con el público aplaudiendo y reconociendo la labor de estos excelentes músicos.
Así paso otro Primavera Rock que, si bien fue para los estudiantes, en este caso hubo, al parecer, gente que tardó en recibirse porque ya pisaban los 40.