El nombre de Juan Trigatti, ex docente del Jardín de Infantes Ceferino Namuncurá, volvió a instalarse en la agenda pública. El docente fue denunciado por abuso sexual de menores, absuelto en primera instancia y luego nuevamente señalado por un tribunal que revocó esa decisión. La causa se encuentra ahora en manos de un nuevo tribunal, que deberá pronunciarse en los próximos días.
El caso del docente Trigatti y un testimonio revelador: cómo fueron los días posteriores a la denuncia en el Jardín Ceferino Namuncurá
La vicedirectora de la institución educativa, Nidia Patricia Pascua, detalló lo vivido y pidió que la resolución judicial se tome "en base a pruebas objetivas y no a presiones externas"

UNO Santa Fe
Pintadas en la fachada de la escuela Ceferino Namuncurá
En este marco, la vicedirectora del establecimiento, Nidia Patricia Pascua, difundió una carta abierta dirigida a los jueces que deberán resolver. Su escrito, cargado de experiencias personales y profesionales, busca dar testimonio de lo vivido en la institución, defender la inocencia del profesor y pedir que la resolución se tome en base a pruebas objetivas y no a presiones externas.
Pascua recordó con crudeza los días posteriores a la denuncia contra Trigatti. La comunidad educativa quedó atravesada por el miedo y la violencia. “Vivimos trece días de infierno en el jardín. Hubo amenazas, insultos, padres enardecidos que intentaron quemar la escuela. Yo terminé siendo golpeada, arrastrada de los pelos y custodiada por la policía para poder salir del lugar”, relató en declaraciones a LT10.
La vicedirectora contó que debió iniciar tratamiento psicológico y psiquiátrico para sobreponerse a la agresión sufrida: “Antes de ese 7 de octubre de 2021 nunca había pisado un consultorio de psicólogo ni psiquiatra. Hoy sigo medicada y en terapia semanal”.
Según su relato, la violencia escaló al punto de que padres y manifestantes quemaron uniformes y neumáticos dentro del jardín, mientras reclamaban que les entregaran a la directiva.
“Era imposible que ocurriera”
En su defensa del profesor Trigatti, Pascua insistió en que las condiciones de trabajo en pandemia hacían imposible que los hechos denunciados pudieran haberse cometido.
“Las salas estaban permanentemente ventiladas, con puertas y ventanas abiertas, y daban directamente al patio donde el profesor dictaba clases. Todo era visible. Además, había cámaras en el lugar”, señaló.
La docente cuestionó el rol de la fiscalía, que no utilizó esas imágenes como prueba: “Si estaban convencidos de la culpabilidad, las cámaras hubieran sido el elemento más claro para demostrarlo. No entiendo cómo no se valoró esa evidencia”.
Denuncias y hostigamiento
El impacto no fue solo institucional, sino también personal. Pascua aseguró que fue víctima de un intento de linchamiento y que aún hoy carga con las secuelas.
Recordó que cuando fue evacuada por la policía, los manifestantes la corrieron, la tiraron al suelo y la golpearon. “Me gritaban que era cómplice, que tenía que entregarme. Yo solo pensé que ese día mi vida podía terminar ahí”, expresó.
El recuerdo de esos momentos todavía la estremece: “Me escondí en un baño de primaria pensando en llamar a mi familia para despedirme. Escuchaba gritos, corridas, golpes de vidrios rotos. Pedían que me entregaran porque si no iban a quemar la escuela”.
La carta a los jueces
En su carta abierta, Pascua pidió a los magistrados que deben resolver la causa que actúen con objetividad e imparcialidad.
“Les pido que no vayan en contra de la razón, que vean las pruebas. Los jueces de primera instancia, que escucharon testimonios y recorrieron el lugar, concluyeron que era imposible que los hechos denunciados ocurrieran en esas condiciones. Eso debe ser tenido en cuenta”, remarcó.
También llamó la atención sobre la conducta de algunas familias denunciantes: “Una de las niñas supuestamente víctimas regresó al jardín, abrazó a su docente y participó del acto de fin de año junto a sus padres. Si realmente hubieran vivido lo que dicen, ¿hubieran vuelto con esa naturalidad?”, se preguntó.