Unión salió a jugarle a Boca sabiendo que era una final en la lucha por la clasificación a la fase final de la Copa de la Liga Profesional. Estaba claro que la jerarquía del rival maximizaba todo, pero la realidad era que alcanzar un triunfo era prioritario para mantener viva la ilusión, ya que un nuevo empate –ni hablar la derrota– sonaba a poco en esta puja. Pero no solo sirvió para esto, porque también le puso fin a la racha de cuatro sin ganar.
Unión cortó la malaria en el momento justo para ilusionarse
La última vez que el Tate había sumado de a tres fue ante Patronato por la 4ª fecha de la zona, con gol de Juan Manuel García en el estadio Presbítero Bartolomé Grella. Después de ahí, fue perdiendo terreno. En la 5ª igualó 1-1 en Santa Fe contra Gimnasia (LP), en 6ª hizo lo propio 0-0 contra Newell's en Rosario, en la 7ª obtuvo el mismo marcador ante Sarmiento y en la 8ª dejó su invicto al perder contra Vélez en Liniers 4-1.
Fueron tres empates y una derrota, factor que lo hizo ir quedando relegado cada vez más. Entonces, superar a Boca pasó a ser vital en esta carrera que tiene a varios clubes en pocos puntos. Por eso la victoria tuvo un sabor especial al haber más de una misión por delante en esta Copa de la Liga Profesional.
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Precisamente desplazó al Xeneize, que si bien es cierto que no venía jugando bien, ganaba y metió presión. Por si fuera poco, el DT Juan Azconzábal debió cambiar a media defensa por las bajas de Franco Calderón y Jonathan Galván y así y todo, encontró respuestas superadoras en los que ingresaron y en el rendimiento colectivo.
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El fútbol argentino está en una paridad absoluta y por eso, cuando enfrente hay conjuntos como Boca, con nombres rutilantes, hay que dar un plus y Unión lo entendió a la perfección y se llevó esta final en el momento justo para pegar el zarpazo y volver a meterse entre los cuatro de arriba de la zona B de la Copa de la Liga Profesional, cuando quedan cuatro compromisos, entre ellos el clásico.