Luego del partido ante San Martín de San Juan, Paolo Montero se mostró autocrítico como nunca y no es para menos, ya que su equipo aún sin perder jugó el encuentro más flojo del campeonato. "Tenemos que seguir trabajando en la faz ofensiva, es mi culpa. El equipo estuvo muy apresurado, que es diferente a jugar rápido, y todos estos detalles son los que tenemos que ir mejorando", fueron las reflexiones atinadas del técnico.
Parar la pelota para corregir a tiempo

Prensa Colón
Nadie puede dudar de la efectividad que logró Colón en el arranque de este campeonato y mucho más si se tiene en cuenta que jugó tres de los cuatro partidos en condición de visitante, sumando ocho puntos sobre 12 con una efectividad del 66,6%.
Pero lo que está en discusión es la manera de jugar y el escaso funcionamiento que logró en estos cuatro partidos. De allí el análisis que realiza el entrenador, quien indudablemente no quedó conforme con el rendimiento pero sí destacó la actitud de los jugadores.
Nadie puede objetar la predisposición que tienen todos los futbolistas a la hora de pisar el campo de juego y que se traduce en la concentración para no dar por perdido ningún balón. Empezando por Ismael Blanco, que es el primer defensor para apretar la salida de los rivales.
Esa disciplina le rindió frutos para que el equipo prácticamente no quede mal parado cuando el adversario lo ataque. No es un dato menor que sea, junto a Estudiantes, los únicos dos equipos con la valla invicta. No caben dudas de que Montero viene trabajando y mucho en la faz defensiva y eso lo manifestó apenas llegó al club. En una charla mano a mano con Ovación a principios de julio aseguró: "Soy un convencido de que los equipos se arman de atrás hacia adelante".
Y en eso hizo mucho hincapié teniendo en cuenta que en el torneo anterior en 16 fechas a Colón le habían convertido 31 goles. Por lo cual, en ese ítem los progresos han sido irreprochables. Pero ahora debe profundizar en la segunda fase que tiene este juego y es justamente el ataque. Lo de la defensa, más allá de algunos contratiempos, parece un tema encaminado.
Por lo cual y analizando las frases que soltó Montero en los vestuarios del estadio Hilario Sánchez, se desprende que algo deberá cambiar pensando en el futuro. Uno de los interrogantes está planteado en el esquema táctico (4-2-3-1), al cual se aferra el cuerpo técnico en la búsqueda del equilibrio, pero que no parece el mejor para solucionar las dificultades ofensivas.
Quizás no tanto por el sistema en sí mismo como por sus intérpretes y un ejemplo de esto es Guillermo Barros Schelotto que en Boca juega con el mismo dibujo, pero en la línea de tres delante de los dos mediocampistas centrales están Cristian Pavón, Carlos Tevez y Ricardo Centurión, en tanto que el referente de área es Darío Benedetto.
Es decir dos extremos por afuera con características muy ofensivas y desequilibrantes en el mano a mano, un media punta como Tevez que pisa el área y llega al gol y por delante un delantero de área.
En cambio, en el equipo sabalero, uno de los que juega por afuera es volante ofensivo (Christian Bernardi) pero no se trata de un extremo que llegue al fondo para asistir o terminar la jugada. Y en los primeros partidos por izquierda jugó Iván Torres, un carrilero. Luego ingresó Nicolás Silva con características más ofensivas pero al que le cuesta convertir.
Mientras que el media punta es Pablo Ledesma, un mediocampista que no tiene el cambio de ritmo como para actuar en ese sector de la cancha y además tampoco llega al gol con facilidad. De esta manera, el Sungui Blanco queda demasiado aislado ya que casi siempre juega de espaldas y luchando en inferioridad de condiciones con los marcadores centrales. En consecuencia, Colón genera muy poco en ataque y más si debe asumir la iniciativa.
En estos cuatro encuentros quedó demostrado que se siente más cómodo cuando el rival lo sale a buscar. Por ahora, esa circunstancia se le dio ya que tres de los cotejos fueron como visitante. Pero justamente ante Talleres, en el Brigadier López, sufrió la necesidad de tener que asumir el peso del partido. Es cierto que ganó pero no le sobró nada y lo más justo hubiese sido un empate.
Frente a este panorama, asoma lógico preguntarse si no llegó el momento de cambiar el esquema al menos para jugar ante su gente o en su defecto modificar en función de las características de los jugadores, independientemente del sistema táctico. Podría mantener el 4-2-3-1 pero que el media punta tenga mayor vocación ofensiva y que los extremos ataquen más los espacios.
Y la otra opción es jugar con un 4-4-2 y sumar un punta más para acompañar a Blanco. Tomás Sandoval por ahora no tuvo demasiados minutos más allá de que el entrenador lo tiene muy bien considerado y a Diego Mayora lo hizo debutar ante Talleres, pero prescindió del peruano para el último encuentro argumentado que debe adaptarse al fútbol argentino. Montero cuenta con opciones pero deberá tomar una decisión para que se observe un Colón más confiable de mitad de cancha hacia adelante y no depender tanto de los avatares del juego.