Este amanecer de viernes en la zona rural de Pozo Borrado no fue como cualquier otro. La rutina de los campos se vio interrumpida por un amplio operativo de la Policía de Investigaciones (PDI), a través de su Agencia de Investigaciones sobre Trata de Personas y Violencia de Género.
Hacinados, sin agua potable ni instalaciones sanitarias: rescatan a 30 trabajadores en condiciones infrahumanas en Pozo Borrado
En su mayoría son santiagueños, entre ellos dos menores, viviendo en condiciones deplorables e inhumanas. Dos hombres fueron aprehendidos por su presunta responsabilidad en el delito de trata de personas. Se investiga si hay otras personas implicadas en la organización criminal.

Por Juan Trento

Sin agua potable ni instalaciones sanitarias: rescatan a 30 trabajadores en condiciones infrahumanas en Pozo Borrado
Lo que comenzó como una pesquisa por presunta trata de personas terminó con el rescate de 30 trabajadores rurales, incluidos dos menores, que sobrevivían en condiciones infrahumanas, miserables y completamente indignas.
Despliegue operativo
El operativo se realizó en dos predios ubicados a la vera de la Ruta 77, en el noroeste santafesino. La orden partió del fiscal federal Pablo Micheletti y contó con la coordinación de la Guardia Rural Los Pumas, la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia y el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Víctimas de Trata de Personas.
En el primer campo, los pesquisas encontraron a 17 hombres, todos santiagueños, hacinados en campamentos improvisados entre la vegetación. Dormían sobre colchones deteriorados, sin agua potable ni instalaciones sanitarias. Junto a ellos, los investigadores secuestraron un vehículo, dos teléfonos celulares y un cuaderno con anotaciones que podrían ser clave para la causa.
Como en la Edad Media
En el segundo establecimiento, la escena se repetía: 13 trabajadores distribuidos en distintos puntos del campo. Nueve de ellos vivían dentro de una casilla de chapa y madera, apenas protegidos del frío de la madrugada. Las imágenes de precariedad reflejaban un esquema de explotación sostenido en el tiempo, donde el trabajo se imponía por encima de la dignidad humana.
Los responsables de esos establecimientos fueron identificados como W. A. Q., de 55 años, y M. L. L., de 22, ambos con domicilio en Santiago del Estero. La investigación los señala como quienes organizaban y sostenían las condiciones de explotación de los trabajadores.
Rescatados, protegidos y asistidos
En contraposición, las víctimas fueron rápidamente contenidas. La Justicia dispuso su traslado a lugares seguros, donde recibieron asistencia médica, psicológica y social por parte de equipos especializados. La prioridad fue resguardar su integridad y preparar un plan de restitución a sus lugares de origen.
El operativo expuso una realidad que suele quedar oculta detrás de los extensos campos de la provincia: la explotación laboral como forma moderna de esclavitud. Jornadas interminables, viviendas indignas y aislamiento geográfico transforman a los trabajadores rurales en víctimas de un sistema que los condena a la invisibilidad.
El peso de la ley
Los pesquisas de la Policía de Investigaciones (PDI), en coordinación con las distintas agencias estatales, desarticularon en Pozo Borrado un engranaje de explotación que parecía naturalizado. Ahora, la investigación judicial buscará avanzar en responsabilidades penales y en mecanismos que eviten que esta situación se repita.