El ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, prometió que las obras que comenzarán a ejecutarse bajo el sistema de PPP (participación pública privada) continuarán según los plazos previstos y no habrá recorte del gasto público que afecte el desarrollo de los planes de infraestructura a nivel nacional, pese a la poda prevista en el proyecto de presupuesto 2019.
Dietrich prometió obras para calmar a la agroindustria
Por Loreley Duré
El funcionario estuvo en Rosario para participar del seminario Acsoja 2018, donde se reunieron los referentes del complejo sojero, a los cuales el funcionario buscó tranquilizar confirmando las obras previstas y luego de la fuerte tensión que existe entre el gobierno y el sector agroindustrial por la eliminación del diferencial arancelario para los subproductos de la soja, que dejan en desventaja a esa industria frente la exportación del poroto como commoditie.
Dietrich previamente recorrió las obras de reconstrucción de la ruta nacional 11 en Timbúes, muy demandanda por el sector agropecuario, y en ese marco confirmó que se va a reconvertir la A012 "en una autopista de primer mundo" y adelantó que el tercer carril de la ruta 9 en el tramo Rosario-San Nicolás "es un hecho".
Respecto a la A012, confirmó que comenzarán los trabajos "a fines de 2019, y principios de 2020 se trabajará en la reconstrucción". La nueva ruta tendrá un empalme con una autopista nueva que irá desde Ricardone al sur de Timbúes. El presupuesto estimado para esas obras supera los 10.000 millones de pesos y se calcula que se realizarán en un plazo de tres años.
"Estamos trabajando en eficientizar los gastos del Estado. Con nuestras políticas de transparencia hemos reducido hasta un 50 por ciento los costos de construir una autopista en Argentina y logramos con herramientas nuevas, como son los PPP, comenzar obras nuevas, y el año que viene vamos a tener la inversión más importante en nuestra historia", señaló Dietrich.
Descontento industrial
Pese a los anuncios, Acsoja fue la caja de resonancia del reclamo de la agroindustria hacia el gobierno por su política impositiva, que dispuso la reposición de las retenciones a todos los granos y en el caso de la soja, eliminó el diferencial arancelario entre el poroto y los subproductos.
El presidente de la entidad, Luis Zubizarreta, rescató "el esfuerzo que está haciendo el gobierno" por llevar adelante la gestión pero consideró que "el costo impositivo es sofocante" para el sector agropecuario, al tiempo que recomendó "reacomodar la columna de gastos para que pronto se pueda revertir la situación de las retenciones", dijo.
En el mismo tono se manifestó Roberto Urquía, presidente de presidente de Aceitera General Deheza (AGD), quien advirtió que "en Argentina en 20 años se triplicó la capacidad de molienda" pero dijo que "las retenciones detuvieron el crecimiento de soja". En ese marco, al igual que sus pares pidió que "la gente de la Secretaría de Agroindustria se rectifique rápidamente" sobre el nuevo esquema de derechos de exportación.
El máximo referente de AGD manifestó que "la medida que tomó el gobierno es equivocada" y apuntó que las exportaciones de harina y aceite son muy diversificadas, en cambio de poroto de soja el 90 por ciento se destina a China, y eso puede ser un inconveniente para el país. "Vamos a estar en sus manos; cuando se despierten de mal humor nos van a pagar lo que quieran", disparó Urquía.
Ese mismo fue el reclamo que por la tarde plantearon los CEOs de las principales terminales de la región como Bunge, Cargill, Cofco y Glencore.
Raúl Padilla, CEO de Bunge, fue contundente. "El diferencial arancelario fue lo que nos permitió competir", dijo, y agregó: "Paradójicamente esa coherencia en la política de Estado que mantuvimos con los distintos gobiernos en estos años no la pudimos mantener con un gobierno como este, con el que somos más próximos y compartimos conceptos económicos", se extrañó.