La Fundación Azara -creada el 13 de noviembre del año 2000 en Buenos Aires- es a la fecha una de las instituciones de investigación en ciencias naturales, ambientales y antropológicas más prestigiosa de la Argentina.
Invitación a la naturaleza
Sus investigadores durante los últimos dieciséis años han aportado más de cincuenta especies nuevas para la ciencia, tanto fósiles como vivientes.
La fundación se ocupa de una labor que trasciende a la institución y que si no es compartida, poco sentido tiene su propósito, la conservación del patrimonio natural y cultural del país. Necesita de todas las personas para lograr sus metas. Sin dudas, es una tarea que solo un héroe "en grupo" puede alcanzar.
Esta casa, la que conforma la fundación, es como muchas otras casas. Tiene sus objetos queridos, su biblioteca, un álbum de retratos y momentos memorables, alimentos que la nutren, quehaceres cotidianos, conversaciones urgentes.
Es una casa llena de paisajes y con muchos caminos. Sus habitantes, exploradores incansables, suelen recorrer largas distancias persiguiendo diferentes objetivos. Desde criaturas asombrosas provenientes del pasado, a las voces más recónditas de nuestros pueblos originarios.
Caminan lejos por un animal que los necesita, por su especie entera, por su hogar que se achica.
Quizás esta sea una casa algo especial, puede ser. Cualquiera que la visite y le dedique un pequeño tiempo de su vida, tendrá la posibilidad de encontrarse a sí mismo, y no es que esté llena de espejos. En cada rincón hay un trocito de tierra, aire y cielo que es de todos y que al verlos se los reconoce, aún si se los había olvidado.
En el retrato: Don Félix de Azara
El referente emblemático de esta institución es don Félix de Azara. Un personaje que supo reunir en su historia de vida, muchos de los valores que surgieron al momento de pensar en esta institución de investigación y divulgación de las ciencias.
Hijo de una época de conquistas y nuevos paradigmas (1742-1821), recorrió durante veinte años gran parte de nuestro territorio, y dedicó mucho tiempo a la descripción de nuestra fauna, sobre todo de aves y mamíferos, flora y culturas indígenas. Se sorprendió con el caudal de nuestros ríos litoraleños, nuestras selvas, montes y espinales.
Muchísimas especies fueron objeto de su atención: llegó a detallar 448, de las cuales la mitad eran nuevas.
A través de don Félix de Azara la institución rescata y pone en valor la figura del naturalista. El rol del explorador y caminante. La importancia del conocimiento y la rigurosidad de datos.
Un legado poderoso
A la fecha, la fundación ha desarrollado y apoyado más de un centenar de proyectos propios de investigación y conservación, al menos una decena en cooperación con investigadores e instituciones de otros países. Ha brindado apoyo a proyectos de más de 200 investigadores y naturalistas externos a la institución.
Con un equipo humano muy comprometido en la conservación y el manejo de la fauna silvestre; ha rescatado y atendido a más de 4.000 animales víctimas principalmente de accidentes viales y del tráfico ilegal.
Ha logrado sumar más de 150 mil hectáreas a la conservación.
Su importante producción científica, es compartida, por eso más de un millar de artículos, libros e informes técnicos.
Más de 70 científicos y naturalistas de campo, continuando la tarea de investigación, algunos de los cuales son referentes mundiales de su especialidad, como los paleontólogos José F. Bonaparte o Sebastián Apesteguía, descubridores y estudiosos de los dinosaurios.
La casa Azara se alimenta de importantes colecciones científicas, las atesora en sus exclusivas salas acondicionadas para el resguardo de las mismas. Más de 200 mil objetos de geología, paleontología, botánica, zoología, arqueología y etnografía, son el testimonio de las exploraciones de campo. Testimonio de la inmensa biodiversidad y cultura.
Conservar los pastizales, las selvas, el monte, los arroyos, el río y el mar, es guardar testimonio para las futuras generaciones.
Proteger a los habitantes de estos paisajes -con sus auras y leyendas-, es protegernos a nosotros mismos, es cuidar nuestro hogar común. Y esas son las premisas con que la Fundación Azara invita a sumarse a su inmensa tarea.
Por Florencia Pérez