La misma noche, la misma cuadra y el mismo susto: tres familias de barrio Roma compartieron en la madrugada del 25 de febrero pasado, el rol de víctimas en intentos de secuestros virtuales. Una de las familias cayó en la trama y dejó en la esquina una suma de dinero que no pudo ser recuperada.
Llamados y engaño en Bº Roma

Los hechos ocurrieron la semana pasada pero sumaron un detalle a la seguidilla de casos que se hicieron públicos en estos días: se produjeron en una misma cuadra y los investigadores creen que esa coincidencia no es azarosa.
“Sonó el teléfono y escuché la voz de un varón. Me decía: «Mamá, me secuestraron, ¡quieren plata!». Pero colgué el teléfono enseguida, porque mi hijo dormía en la habitación de al lado”, contó una de las mujeres. A los pocos minutos, en la vivienda lindera se repitió la escena. Una mujer se despertó con el timbre de su teléfono fijo y cuando atendió un muchacho, que le decía que era su hijo, le pedía que entregara dinero a los captores que ya lo habían lastimado.
“Cuando me acuerdo, la situación todavía me hace temblar. Me di cuenta que no era mi hijo porque era otra voz. Pero es un momento horrible”, dijo ayer otra de las vecinas afectadas.
En el último caso, la víctima fue una mujer muy mayor, que vive sola. El eje del engaño también fue que habían secuestrado a su hijo y la desesperación la tomó por asalto. Dejó una bolsa con dinero en la esquina de la casa y cuando se dio cuenta de que podía ser un llamado falso, ya se la habían llevado.
Cortar el teléfono
Las tres vecinas supieron lo que le había pasado a la otra porque en esa madrugada, una de ellas llamó al 911. Cuando las luces del patrullero iluminaron la cuadra, las otras dos se dirigieron a ese domicilio y también contaron su historia. Tras formular la denuncia, la policía comenzó una investigación en el barrio. Buscaban algún testigo que hubiera visto cuándo y quién retiró la bolsa con dinero.
Entre el 25 y el 26 de febrero, se registraron al menos siete casos, en dos de los cuales la extorsión surtió efecto. Las denuncias fueron registradas en los barrios Candioti, Guadalupe, Centro y Roma y los investigadores insistieron en las recomendaciones de cortar la comunicación y no permitir que el interlocutor llegue a las amenazas.