Aunque el consumo de pollo per cápita en Argentina superó los 45 kilos anuales y se mantiene como una de las carnes más elegidas por su precio y valor nutricional, la situación actual de los productores no es la ideal.
Productores avícolas, en alerta por la competencia brasileña: "La foto de este momento nos tiene preocupados"
Pese a que el consumo de pollo se duplicó en las últimas dos décadas, los productores de la región enfrentan una feroz competencia con las importaciones brasileñas y un consumo interno que se mantiene acotado.

"Competimos contra jugadores de otro calibre". La alerta de los productores avícolas por la importación
Según Alejandro Coianiz, presidente de la Cámara Avícola Santafesina, el sector vive con preocupación la llegada de pollos importados, especialmente desde Brasil, país que es el principal exportador a nivel mundial.
"Si miramos la película, no estamos mal, pero la foto de este momento nos encuentra bastante preocupados", señaló Coianiz en diálogo con LT8. "El pollo es muy sensible a lo que es oferta y demanda. Si bien no le tenemos miedo a la competencia, el problema es cuando nos enfrentamos a jugadores de otro calibre o con otras condiciones, como pasa con las importaciones", agregó.
Precios que no suben y una competencia desigual
Una de las principales consecuencias de esta coyuntura es la nula variación de precios en el sector avícola. Coianiz aseguró que los productores y frigoríficos "están vendiendo al mismo precio que en septiembre de 2024", lo que se traduce en una "inflación cero".
"Esto se debe a la combinación de una buena temporada climática, que genera un mejor crecimiento del pollo, y una demanda que, aunque se mantiene acotada, aún es fuerte", explicó el referente. A pesar de que un kilo de pollo se consigue en los comercios a poco más de 3.000 pesos, la pechuga importada se vende por kilo entre un 25% y 30% más barata que la nacional.
La diferencia de precios es notable: la pechuga argentina ronda los $7.500 por kilo, mientras que la importada se consigue a unos $5.500. Esta disparidad se debe a que Brasil produce anualmente 5 millones de toneladas, en contraste con las 200 mil que produce Argentina. "Estamos compitiendo contra un jugador muchísimo más grande", reconoció Coianiz.
Los costos internos, la otra batalla
Para Coianiz, la clave para mejorar la situación del sector está en la reducción de costos internos. "Los productores avícolas esperamos que se acomode la famosa baja de impuestos, como la carga laboral y el costo en los puertos", manifestó. Si bien su actividad está exenta de Ingresos Brutos a nivel provincial, el referente avícola destacó que todos los insumos y la logística previos a la producción sí pagan impuestos, lo que repercute directamente en el precio final.
"El bolsillo de la gente está resentido, cada uno cuida las compras y vemos que el consumo cae en nuestro sector", lamentó Coianiz. Sin embargo, se mostró optimista sobre el futuro del pollo como una de las carnes favoritas de los argentinos: "Todavía somos una de las carnes más preferidas. No creo que haya nada que se compare en calidad y precio con el pollo".