El politólogo Andrés Malamud, investigador de la Universidad de Lisboa y profesor de la UBA, analizó el escenario político que enfrenta Javier Milei de cara a las próximas elecciones legislativas del 26 de octubre.
Elecciones claves: el mejor y el peor escenario para Javier Milei, según el politólogo Andrés Malamud
Analizó el impacto político del show del presidente, los riesgos institucionales si la Libertad Avanza cae por debajo del 35% y el rol de los gobernadores en un mapa de poder cada vez más fragmentado

En diálogo con el programa De 10 por LT10, el especialista advirtió que el gobierno atraviesa “un momento de fragilidad institucional”, condicionado por la crisis económica, la falta de mayoría parlamentaria y la necesidad de consolidar una base política estable.
“Si Milei saca menos del 35% de los votos, firmo la discontinuidad presidencial —no de la democracia, sino del propio gobierno—. Si logra acercarse al 45%, firmo la reelección”, sintetizó Malamud al describir los extremos del tablero político.
“Bailar en la cubierta del Titanic”
El politólogo también se refirió al acto encabezado por el presidente en el Movistar Arena, un evento con estética de show musical que buscó reactivar la mística libertaria. Para Malamud, el espectáculo fue un intento de “reconectar con la base original” que llevó a Milei al poder, pero también mostró una contradicción profunda entre discurso y contexto.
“El baile no está mal —dijo—, pero depende del momento. Si bailás cuando la economía crece, la gente te acompaña; pero si bailás en la cubierta del Titanic, es otra historia. El país atraviesa una crisis y el contexto no está para fiestas.”
Según el analista, el video de apertura del acto —con imágenes de destrucción y rebeldía— refleja una lógica opositora que Milei aún no abandonó. “Cuando estás afuera, querés romper todo; cuando estás adentro, sos vos lo que hay que romper. Ahora él es el establishment, la casta, el Estado. Romper más sería romperse a sí mismo”, advirtió.
Entre la épica y la gobernabilidad
Malamud explicó que el presidente busca consolidar a sus seguidores más leales, aquellos que representan el núcleo duro del 30% que lo acompañó en la primera vuelta electoral. Sin embargo, advirtió que ese voto no alcanza para sostener el gobierno sin ampliar la base política.
“El 30% que lo votó la primera vez está contento con este retorno a las raíces libertarias. Pero el 26% que se sumó en el balotaje no debe estar nada contento”, señaló.
El desafío, afirmó, es mantener la identidad antisistema sin perder a los votantes moderados. “Una cosa es el Milei outsider, otra el Milei presidente. Ya no puede buscar apoyo con el mismo discurso incendiario; ahora tiene responsabilidades que lo obligan a construir, no a destruir”, subrayó.
Los tres factores que amenazan la continuidad
En su análisis, Malamud recordó una regularidad que, según su investigación, se repite en América Latina: “Cuando se combinan tres factores –crisis económica, escándalo de corrupción y minoría legislativa– los presidentes caen.”
Para evitarlo, el gobierno libertario necesita resolver al menos uno de esos tres elementos: estabilizar la economía, blindarse políticamente o evitar nuevos conflictos institucionales.
“Ganar las elecciones intermedias puede darle oxígeno en el Congreso, pero si la economía no mejora, ninguna estrategia de comunicación alcanzará para sostener la legitimidad”, advirtió.
“Provincias Unidas” y la disputa entre oficialismos
Consultado sobre el surgimiento de la alianza Provincias Unidas, que agrupa a mandatarios como Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Malamud descartó que se trate de una tercera fuerza nacional.
“No es un espacio del centro moderado, sino la segunda fuerza en las seis provincias que gobiernan. Lo que estamos viendo es una competencia entre oficialismos: el presidente contra los gobernadores”, explicó.
En ese esquema, dijo, Milei tiene margen de maniobra en los distritos donde logró acuerdos con los mandatarios –como Mendoza, Entre Ríos, Chaco, Capital y San Luis–, pero en el resto del país su presencia se vuelve conflictiva.
“Hoy el presidente puede caminar en las provincias donde tiene aliados; en las demás, no”, concluyó Malamud, trazando un panorama donde el resultado electoral definirá no solo la fortaleza parlamentaria del gobierno, sino su propia viabilidad política.