Según distintas encuestas que andan circulando entre los whatsapps de políticos, asesores y periodistas (algunos empresarios, quizás también) Roberto Lavagna podría ser el hombre que quiebre la polarización y que le gane en un balotaje a Mauricio Macri. Una misión imposible para Cristina Kirchner (en apariencia) por el alto rechazo que genera en una parte de la ciudadanía.
Por qué el Gobierno necesita desesperadamente un Lavagna
Por Mauro Bacca
Las encuestas entusiasmaron a una parte del círculo rojo, desencantado con Macri y aterrorizado con la idea de que vuelva Cristina. La más atendible es la de Synopsis y dice que Lavagna mide 13,1%. No parece tanto, pero es un poquito más que Massa, que oscila entre el 6 y el 10% (según la encuesta, sin inculir a Lavagna en la oferta) y sumando los votos del de Tigre más Urtubey daría un total 22,6% para el espacio del peronismo federal.
Los votos en política no se suman automáticamente pero al menos son una base desde la cual construir. Sin Lavagna en la oferta, el espacio en diciembre sumaba apenas 11,2%
Si se ratificara la encuesta de Synopsis de enero, el peronismo no K quedaría a 5% de Unidad Ciudadana, un número más que posible de revertir. Todavía hay un 8,6% de indecisos para convencer. Y si Lavagna queda segundo, Macri ya no tendría chances contra él. Este es más o menos el cuentito.
Este nuevo escenario puede parecer demoledor para el Gobierno. Sin embargo, es festejado por algunos sectores de Cambiemos que hacen un análisis: para que funcione la dinámica de la polarización es fundamental que haya un tercero competitivo.
“Hay que dar la oportunidad a los dirigentes (peronistas) de no caer en la grieta”, sostienen en el entorno de Vidal. Básicamente el planteo es que si no hay un tercero competitivo, también los dirigentes políticos van a tener que decidir entre Cristina y Macri. Y un peronista siempre va a elegir a Cristina si no hay otra opción peronista que mida al menos 15 puntos.
La estrategia de la polarización requiere que haya un tercero en discordia, que, aunque sea, fraccione en parte al peronismo. En 2015 fueron Massa y Solá, su candidato a gobernador; en 2017 fue Randazzo que apenas arañó los 5 puntos, suficiente para evitar que ganara Cristina y que un puñado de intendentes se fuera con él.
Con un peronismo federal en caída y sin figuras atractivas, esa estrategia entra en jaque. Más aún porque el espacio no tiene ni un solo candidato competitivo para gobernador en la provincia de Buenos Aires.
En ese contexto se analiza el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses y es uno de los argumentos que le llevan a Macri para que las separe: una vez que los intendentes del PJ tengan garantizada su reelección, ¿para qué van a jugar a fondo con Cristina?
La decisión de separar las elecciones bonaerenses de las nacionales, sostienen los que plantean ese escenario, descomprime la tensión política en la provincia permitiéndoles a los punteros locales apostar por quien más le parezca sin necesidad de andar especulando. Recordatorio: Cristina mide entre 40 y 60 puntos en la mayoría de las localidades de la 1° y 3° sección electoral del conurbano, que son los más populosos. Ningún intendente peronista puede decirle que no a eso.
Negociadores políticos del PRO sostienen que el escenario del desdoblamiento también podría servirles a los intendentes, más allá de que pataleen para la tribuna. El temor de muchos de los que creen que reeligen es que si van pegados a la lista de Cristina, ella les termine imponiendo a dirigentes de La Cámpora en sus listas de concejales. Eso complicaría más la gobernabilidad en los municipios.
Alternativas
Fortalecer a Lavagna, fortalecer a Massa, desdoblar las bonaerenses… son alternativas que piensan en los laboratorios oficialistas para emponderar a los dirigentes locales y evitar que decidan unívocamente por Cristina.
Marcos Peña no está tan convencido. Cree que el desdoblamiento perjudica a Macri, que debilita su discurso "renovador" (siempre Macri sostuvo que había que transparentar el cronograma electoral) y le da lo mismo lo que negocien en el peronismo. "Cualquier cosa + kirchnerismo = kirchnerismo", analizan cerca de Peña.
De todo esto se va a hablar el lunes en el almuerzo de la mesa política del PRO, que integran, entre otros, Marcos Peña, Rodríguez Larreta, Diego Santilli, el viceministro del interior Sebastián García de Luca, María Eugenia Vidal y su jefe de Gabinete Federico Salvai. Estos dos habían estado ausentes en las reuniones de enero y se suman a llevar la postura del desdoblamiento.
La otra novedad es que Jaime Durán Barba, que va a estar recién llegado a Buenos Aires, participará un rato del almuerzo para plantear sus líneas estratégicas. Después se irá y los dejará debatiendo.
Pablo Winokur / A24