Al socavón que apareció en la esquina de Urquiza y Cándido Pujato, frente a la vecinal Mariano Comas, y del que nadie se hace cargo, se le suma una historia de varias décadas de negligencia vial que los vecinos deben soportar diariamente. Sobre 1º de Mayo y Pasaje Irala no solo las calles están destrozadas, sino también las veredas.
Barrio Mariano Comas, una zona castigada por los baches y la contaminación
Es que la empresa de la construcción ubicada en Facundo Zuviría 3769 tiene una entrada a la misma altura sobre 1º de Mayo. A toda hora sucede, según los vecinos, un desfile interminable de camiones de toda talla que a su camino dejan las calles intransitables, con una enorme cantidad de baches, que nunca se reparan.
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Además, estos vehículos muy grandes, muchas veces terminan estacionados sobre las veredas de los vecinos, que terminan destrozadas al igual que las calles. Han roto a su paso canastos de basura, cordones de vereda, y en más de una ocasión hasta han impactado sobre autos estacionados en cercanías a la entrada a Germat. También reclaman los vecinos por la contaminación que produce la actividad. El polvillo y resto de materiales (arena, cal, ladrillos, piedras, etc.) terminan desparramados por todo el barrio.
Un reclamo de tres décadas
Históricos habitantes de la cuadra describen que al problema lo tienen hace años y que incluso han llegado a mediaciones con la empresa que hizo promesas que nunca cumplió, como el reparo del asfalto. "Hacemos reclamos desde hace años, hablamos con todos los intendentes y ninguno nos dio bola. Hemos hablado con concejales, con mediadores pero nunca encontramos una solución. Sabemos que esta empresa tiene otro galpón en Blas Parera al norte, sin embargo traen arena, telgopor y otros materiales acá, que terminan en nuestros patios o terrazas. Se suma al tránsito de camiones que es imposible. El dueño se niega a dialogar. Incluso hemos recibido amenazas de muerte al ir a reclamar al corralón cuando nos chocan un auto", relata Sergio Maldonado.
En el primer documento de los vecinos por los reclamos, presentado en 1993, se expresa: "Hay una real contaminación ambiental que no solo ensucia casas, ropa, calles sino que afecta a personas alérgicas o no, especialmente a niños y personas mayores, con el riesgo constante de provocar afecciones constantes en las vías respiratorias y en los ojos". Y Roberto Granados, otro vecino, agrega: "Estos materiales están al aire libre y en depósitos abiertos. No se están contemplando las normas de seguridad y de higiene elementales, menos en una pandemia".
Cabe destacar que en 1993, luego de la presentación de la nota, la Municipalidad de Santa Fe hizo un estudio de contaminación ambiental en la zona y los resultados arrojaron que era un 90 por ciento superior al máximo permitido. "Todo quedó allí, en el resultado de «una gran contaminación», pero no se tomó ninguna medida", lamentan los vecinos.
Inseguridad
A este escenario se le suma la poca iluminación de la cuadra, con motos que van y vienen de la vía a través de un pequeño pasillo en Pasaje Irala sur a cielo abierto que da hacia 4 de Enero, y que actúa de válvula de salida para la delincuencia. A menudo Mariano Comas es escenario protagonista de asaltos a mano armada, arrebatos, entraderas y robos tanto a personas que transitan el lugar, como a vecinos dentro de sus hogares.
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Una boca de lobo se convierte también 4 de Enero y la vía (esquina Pasaje Irala). El paso del tren socavó el asfalto entre los rieles provocando pronunciados baches. Ciclistas, motociclistas y automovilistas están obligados a bajar absolutamente la marcha. Esto es sabido por los delincuentes que aprovechan la reducida circulación para los arrebatos y robos. La conformación del barrio les permite escapar a toda velocidad por los diferentes pasajes y cortes que tienen las calles.
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A todo esto se le suma la acumulación de basura en algunos sectores, cercanos a la vía del tren y sobre las mismas también. Mariano Comas es, realmente, un barrio olvidado.