Se cumplen 20 años de la inundación que marcó un antes y un después en la ciudad Santa Fe. Semanas en las que la gente se vio obligada a abandonar su cotidianeidad para salvar lo que podía del agua y asistir a otros afectados. En esa solidaridad, se destacó la Universidad Nacional del Litoral, que desde el día uno pasó a ayudar a los evacuados y a gestionar las donaciones. Lucila Reyna, secretaria de Extensión y Cultura de UNL, contó el papel crucial que desempeñó la casa de estudios.
La UNL y su rol en la inundación: "La ciudadanía confiaba mucho más en la universidad que en el propio Estado"

La UNL y su rol en la inundación: "La ciudadanía confiaba más en la universidad que en el Estado"
"La universidad inmediatamente se puso a asistir en algunos centros de evacuados. Como primera instancia recuerdo perfectamente que el 29 de abril cuando entró el agua al Hospital de Niños la Federación Universitaria del Litoral (FUL) estaba convocando voluntarios para que vayan a poner bolsas de arena, para que no entre agua a ese edificio. Una tarea bastante infructuosa porque enseguida se inundó. Y esa misma noche empezamos a recibir evacuados en la Escuela Industrial Superior, arrancamos a organizar ese centro de evacuados, que como todos los lugares no estaba preparada para eso. Y ese día, más temprano, se recibieron personas en lo que era el Campo Universitario que ahora es la Esquina Encendida", recordó Reyna sobre los distintos espacios que pasaron a cumplir un rol clave en este desastre.
Rápidamente se armó el Comité de Crisis de la Universidad, el cual estaba conformado por el rector Mario Barletta, el secretario de extensión José Corral, Andrea Valsagna y varios funcionarios más que en ese momento pasaron a tomar acción desde la casa de estudios. Junto con la UTN y ATE armaron un sistema de registro de las personas que estaban evacuadas, listados que ya desde el 30 de abril se encontraban colgados en la puerta de rectorado y que constantemente iban cambiando.
"La universidad con su radio fue uno de los pocos medios que cubría durante las 24 horas lo que estaba pasando en la ciudad de Santa Fe y prestó un servicio fundamental. Me acuerdo que la FMX pasaba los listados de las personas que estaban en los centros de evacuados todo el tiempo. Después hubo un trabajo muy articulado junto con la Federación Universitaria del Litoral, con los estudiantes que se sumaron como voluntarios para trabajar en los distintos espacios de evacuados que tenía la propia UNL, como en la ciudad universitaria, en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, en la Escuela Industrial", manifestó. A su vez, los centros de evacuados estaban coordinados por la FUL.
A la vuelta del Rectorado se iban dejando las donaciones, mientras que la federación se encargaba de clasificarlos y repartirlos en todos los centros. "La federación en su momento estaba en 9 de Julio, entre Cándido Pujato y Bulevar, y recuerdo que salíamos a la calle y parábamos vehículos particulares para que nos ayuden a llevar donaciones a distintos lugares. Afloró una solidaridad muy grande por parte de todos los santafesinos por aquellos que se habían inundado, pero la mayoría de las personas estaban afectadas de una manera u otra por la inundación", indicó la secretaria.
Lucila Reyna, destacó: "La universidad afrontó un poco la gestión de la emergencia desde un lugar que no era el natural de la UNL, pero en definitiva la sociedad le depositó la confianza. No solamente por la rapidez en la que abordó el problema sino también con la seriedad con la que lo hizo. En ese momento también hubo denuncias de corrupción con donaciones y la ciudadanía confiaba en ese momento mucho más en la universidad que en el propio Estado".
Fue tajante al hablar del rol que cumplieron los gobernantes durante la inundación: "El Estado en ese momento se vio desbordado por la emergencia, era un Estado que claramente no estaba preparado. Era lógico que pudiera ocurrir, somos una ciudad que está sometida permanentemente al riesgo de inundaciones, estamos rodeados de ríos. Sin embargo, después la Justicia y los peritajes judiciales correspondientes determinaron que las causas de la inundación no se les podían atribuir netamente a la naturaleza. Hubo una falta de previsión del Estado en las medidas o infraestructura que deberían haber tenido para evitar el riesgo. En ese momento los santafesinos nos dimos cuenta que la ciudad no estaba preparada para afrontarlo y después de esa experiencia contamos con una Santa Fe mucho más equipada. Uno ya como ciudadano le exige mucho más al Estado en términos de prevención de lo que les exigíamos en ese momento".
Luego de ese evento catastrófico, la UNL desarrolló tecnologías para que el Estado municipal asuma un "rol activo" en la gestión de riesgo "cosa que no ocurría". Así fue como se armó el Plan de Gestión de Riesgo y se generó una ciudad más preparada para enfrentar este tipo de hechos.
La casa de estudios estuvo un mes sin dar clases, ya sea porque las unidades académicas eran centros de evacuados o porque la situación social no permitía un normal desarrollo de lo educativo. "Pero enseguida volvimos a la normalidad, al mes y unos días retomamos el cursado. También empezamos un trabajo de mucho acompañamiento de la comunidad universitaria para las personas de la propia UNL que se habían inundado porque realmente necesitaban ser acompañados de forma diferencial".
"Hoy por hoy desde la universidad estamos trabajando en un eje que por un lado es la recuperación de la memoria, porque parte de recordar lo que ocurrió nos sirve para que no vuelva a repetir, para presionar a todas las autoridades, a todos los que tienen responsabilidades dentro del Estado para que se sigan manteniéndose preparados para la contingencia, para este tipo de riesgo y otros que puedan surgir. Y también aportamos desde el conocimiento a las políticas públicas en torno a su evaluación y la generación de más políticas públicas. Es un rol prioritario que tiene la UNL como universidad pública y que está muy cerca en el medio social en el que convive", cerró.