La vida política de Roberto Miguel Lifschitz tuvo su capítulo más importante y emotivo el 14 de junio de 2015. Esa fecha quedó en la historia para el rosarino que, con 59 años y tras una extensa trayectoria, lograba llegar al sillón de la gobernación de la Casa Gris luego de una ajustada victoria sobre Miguel Del Sel. Consumar ese objetivo a Lifschitz (quien también fue dos veces intendente de Rosario) le costó 42 años de militancia.
Lifschitz: el hito histórico que marcó su vida y la construcción política para llegar a la Casa Gris
Por Mauro Bacca
Ese largo camino para él empezó en 1973 cuando con 18 años ingresó a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario. Pero el inicio de la carrera no sería lo más movilizante de ese año para Lifschitz. Según sus propios testimonios, el golpe de Estado en Chile el 11 de septiembre y posterior suicidio de Salvador Allende (“un acto heroico, sin dudas, pero además de una gran dignidad política”, dijo) lo empujarían a sumarse al Movimiento Nacional Reformista. A partir de ese momento, se unió a la agrupación de la facultad y al Partido Socialista Popular.
Años antes, durante la década del 60, Lifschitz se había criado “en una casa con padres docentes universitarios donde había muchos libros, donde se discutía de política, economía, de sociología, de educación. Es decir, en un lugar con muchas inquietudes sobre los temas de actualidad, de lo que pasaba en la sociedad”.
La figura de Guillermo Estévez Boero (fundador en 1972 del Partido Socialista Popular) fue referencial en el desarrollo y crecimiento como hombre político para Lifschitz. Lo acercó a la lectura de los textos de Arturo Jaureche, Scalabrini Ortiz, Puiggrós y otros autores que habían analizado la cuestión nacional y los movimientos sociales en el país y Latinoamérica. “Fue nuestro maestro, quien inspiró el proyecto”.
Con 23 años, y ya recibido de ingeniero civil, en la década del 80 fue electo como consejero directivo graduado y luego como secretario académico de esa facultad. En los primeros años del retorno de la democracia se desempeñó como ingeniero en el ámbito privado (tuvo una empresa constructora) hasta 1989, cuando se convirtió en director general del Servicio Público de la Vivienda en Rosario con el primer triunfo electoral del Partido Socialista Popular en Rosario que designó a Héctor Cavallero como intendente.
Luego pasó por distintas reparticiones públicas, entre las que se destacaron sus funciones como secretario general de la Municipalidad, secretario de Servicios Públicos y coordinador general de Gabinete de la Municipalidad, durante la intendencia de Hermes Binner (1995-2003).
Rosarino, nacido el 13 de septiembre de 1955 –que de muy joven practicó remo, padre de cuatro hijos e hincha de Rosario Central–, su desarrollo como funcionario público siempre estuvo apuntalado por su profesión de ingeniero civil: “La formación del ingeniero nos prepara para estudiar los proyectos, analizar con objetividad la realidad y los problemas, saber elegir las mejores alternativas, para programar y planificar. Todas cosas fundamentales sobre todo en la gestión pública. Mi profesión me ha sido realmente muy útil”.
En 2003 fue el turno para Miguel Lifschitz de pelear por la intendencia de Rosario y darle continuidad al proyecto socialista que había nacido en 1989. Logró la victoria pero apenas obtuvo el 22 por ciento de los votos. Había ley de lemas y la diferencia con el PJ fue de solo el 1,16 por ciento.
En su gestión de gobierno se destacó la organización del III Congreso Internacional de la Lengua Española durante noviembre de 2004. Más de 150 intelectuales y estudiosos del español participaron de un encuentro donde estuvieron presentes desde el escritor portugués y premio Nobel de literatura José Saramago hasta el crédito local Roberto Fontanarrosa, quien regaló un momento desopilante pidiendo una “amnistía” para las malas palabras.
Cuatro años después de su ajustado triunfo, Lifschitz fue por la reelección en 2007 y logró una victoria histórica para el socialismo venciendo al candidato del Frente para la Victoria, Héctor Cavallero (exintegrante del PS). Obtuvo el 57,10% de votos, mientras que su rival el 30,60%. Una amplia diferencia que además resultó muy importante para que Hermes Binner llegara a la gobernación de la provincia de Santa Fe.
En 2011, una vez concluido su segundo mandato como intendente de la ciudad que lo vio nacer, fue elegido senador por el departamento Rosario con el 56,36% de los votos. Además, a lo largo de estos años, sostuvo el compromiso con el desarrollo del Partido Socialista, asumiendo cargos de responsabilidad en la organización y en la conducción partidaria.
En 2015 luego de las gobernaciones de Hermes Binner y Antonio Bonfatti, fue el turno para Miguel Lifschitz que ganó las elecciones luego de haber obtenido 584.017 votos contra los 582.521 que logró Miguel Torres del Sel.
Mensaje
Dice Miguel Lifschitz en su libro “Perspectiva” como base de su pensamiento político: “Creo que el coraje, la valentía, la integridad y el compromiso que mostró el gobierno socialista chileno en 1973 fue un hito para toda América latina. Porque con esa actitud abrieron un camino de esperanza, de sueños para muchos jóvenes, quienes nos convencimos de que el socialismo era posible, y que era posible en democracia. Que se podía combinar el respeto a las instituciones, las elecciones y la forma democrática de acceder al poder, con los ideales, los valores y los objetivos inclaudicables del socialismo: alcanzar una sociedad más justa, más equitativa, más libre. Ese es el gran mensaje que nos dejó Salvador Allende con su vida, su obra, su trayectoria y, por sobre todo, la gran dignidad de su muerte. Más de 40 años después, el sueño de abrir las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor, sigue siendo la gran utopía que inspira y moviliza a millones de hombres y mujeres de todo el mundo”.
Pasaron casi 48 años de la muerte de Allende y del ingreso a la facultad de ingeniería de Miguel Lifschitz, cuando se sumó a ese grupo de jóvenes comprometidos con la realidad nacional y latinoamericana. El expresidente chileno dejó un legado en ese país. En Santa Fe, Lifschitz materializó y potenció durante su gestión ese "proyecto" inspirado por Guillermo Estévez Boero. Un proyecto que hoy no queda huérfano sino en manos de miles de jóvenes que seguirán buscando en la provincia "alcanzar una sociedad más justa, más equitativa, más libre".