Esta semana se puso en marcha un estudio del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Organos (Cudaio), para determinar la reacción de los miles de pacientes trasplantados a las vacunas contra el Covid-19. Las extracciones, que se realizan al tercer mes de haberse aplicado la segunda dosis, ya se hicieron sobre 60 pacientes y prevé alcanzar a por lo menos 200 en la provincia.
Se inició un estudio de vacunas a pacientes trasplantados
El monitoreo, señaló el director, Armando Perichón, tiene varios objetivos, pero fundamentalmente “demostrar científicamente la utilidad o no de una tercera dosis de vacunas en esta población”, explicó.
Y el dato no es menor si se tiene en cuenta que en los últimos días, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) autorizó la aplicación de la llamada “dosis de refuerzo” a quienes están bajo diferentes esquemas inmunosupresores tras un trasplante.
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Determinar la respuesta a la vacunación contra el SARS-CoV-2 de pacientes trasplantados con órganos sólidos en Santa Fe es el desafío que puso en marcha esta última semana el Cudaio y prevé hacer un seguimiento de los pacientes a lo largo de por lo menos 90 días y tener una respuesta en cinco meses.
El paso es necesario ya que hasta el momento los estudios realizados por los laboratorios sobre la efectividad de vacunas contra el SARS-CoV-2, si bien se realizaron en poblaciones controladas que cumplen con diversos requisitos, no están incluidos los pacientes con patologías o bajo tratamientos que afectan la respuesta inmune.
Importancia central
En el caso específico de los trasplantados, contar con esa información es central, ya que todos reciben un tratamiento de inmunosupresión crónico, lo que sumado a las comorbilidades generadas por sus patologías de base los hacen especialmente vulnerables a la infección por coronavirus, aumentando la mortalidad provocada por la enfermedad.
“Nos marcamos dos objetivos, el primero es si hay desarrollo o no de anticuerpos en las personas inmunosuprimidas y determinar, en comparación con la población sana, si el desarrollo es de igual cantidad”, explicó Perichón, a lo que agregó las diferencias que pueden darse hacia el interior de la población trasplantada.
Según detalló, cada paciente está bajo un esquema inmunosupresor determinado de acuerdo al tipo de trasplante que tuvo y qué órgano recibió, por lo que además se intenta definir es “si hay determinados esquemas inmunosupresores que sean más fuertes” y por lo tanto, hagan que el desarrollo de los anticuerpos sea menor o nulo.
Si bien hay algunos estudios avanzados en este sentido a nivel mundial, por ahora solo están referidos a la vacuna Moderna, que recién comenzó aplicarse en el país en la última semana. Y de hecho, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (Anmat) recomendó en febrero pasado la autorización de la vacuna de virus inactivado Sinopharm, de producción china, para adultos con afecciones. Por lo que el estudio se centrará justamente en quienes además de haber sido trasplantados, hayan sido inmunizados con la vacuna de origen chino.
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Definirán la utilidad
Los resultados, según adelantó el propio Perichón, además de permitir conocer la reacción de esta población a las vacunas y por tanto, su efectividad, permitirá definir “la utilidad de una tercera dosis en estos pacientes”, anticipó.
Esta semana, el organismo de control de medicamentos y alimentos de Estados Unidos admitió la colocación de una dosis de refuerzo contra el Covid-19 en personas inmunodeprimidas y apuntó justamente a mejorar la respuesta frente a la enfermedad como principal objetivo.
En ese caso, la habilitación fue hecha sobre las vacunas producidas por los laboratorios Pfizer y Moderna, que se están utilizando en el país del norte; por lo que Perichón destaca la necesidad de contar con “un aval” sobre las vacunas que se están efectivamente usando en Santa Fe.