Más allá de la firma de contrato que se llevó a cabo hace 10 días y con un contrato vigente hasta el 31 de diciembre, la realidad es que el ciclo de Gustavo Munúa como entrenador de Unión está terminado. Incluso para muchos, ni siquiera debió arrancar el 2023 luego de lo que fue el final del 2022. Pero en ese momento, la secretaría técnica jugó un papel decisivo, sugiriendo su permanencia.
La continuidad de Gustavo Munúa sería estirar la agonía

José Busiemi / UNO Santa Fe
La continuidad de Gustavo Munúa al frente del plantel de Unión sería estirar la agonía.
Sin embargo, ese vínculo se rompió y ya no existe diálogo, entre ambas partes. Por ello, la postura cambió y ahora la secretaría técnica considera que Munúa no debe continuar. Lo cierto y concreto es que puertas adentro le soltaron la mano al entrenador uruguayo y su continuidad no sería otra cosa que estirar la agonía. Con dos victorias en 21 partidos, cualquier otro técnico ya se hubiera ido.
Después de casi un año y medio al frente del plantel, Unión involucionó y el técnico no dio en la tecla para mejorar el funcionamiento. Es cierto que se fueron jugadores muy importantes y que la dirigencia no reforzó al plantel como debía. Eso no es responsabilidad de Munúa, pero sí otras cuestiones que con el tiempo no pudo solucionar.
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Unión no obtiene resultados, pero además tampoco se advierte una idea de juego. Si bien recién van cinco fechas del Torneo, no se observa un camino que despierte la ilusión. El hincha ya dio su veredicto y cuando eso sucede, parece díficil torcer esa decisión. Ese clima de ebullición que se vive cuando el equipo juega como local no es bueno para nadie.
Por ello y como es habitual en el fútbol, en estos casos el técnico actúa como fusible de salida para descomprimir el contexto. Y eso sucedería si se define que Munúa no siga. Caso contrario, el partido contra Estudiantes se jugará en una caldera. Eso lo saben los dirigentes que buscan arreglar la rescisión del contrato del cuerpo técnico.
Sucede que en el medio está el tema económico y la postura de Munúa de continuar. Y eso es lo que deberá resolver Luis Spahn con Pascual Lezcano, representante del entrenador. El presidente rojiblanco deberá hacerles entender a ambos, que lo mejor para todos es llegar a un acuerdo para que reine la calma.
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El hincha le bajó el pulgar a Munúa, lo mismo hicieron en las últimas horas, buena parte de la dirigencia y la secretaría técnica. Su salida del club parece cuestión de tiempo, pero sería bueno que la razón y la lógica aparezcan en estos momentos complejos para evitar males mayores.
Está claro que este presente de Unión no es solo responsabilidad de Munúa, ya que buena parte del fracaso futbolístico se lo puede atribuir a la dirigencia que encabeza Spahn y a la secretaría técnica. Como así también, a los futbolistas, pero es moneda corriente que el primero que debe pagar los platos rotos e irse es el entrenador.
Deberá primar la cordura y el diálogo para llegar a un acuerdo, pero de lo que no hay dudas, es que el ciclo de Munúa está terminado. Más tarde o temprano, se dará la salida del DT, ahora habrá que ver si llega a dirigir el partido contra Estudiantes o si se va antes. El tema económico pesa y ese sería el único argumento por el cual podría estirarse la agonía, que no sería nada saludable para el mundo rojiblanco.