El ciclo de Gustavo Munúa ya lleva tres partidos, de los cuales ganó uno, empató otro y perdió el restante. Sumó cuatro puntos sobre nueve, con una eficacia del 44,4%. Pero más allá de las estadísticas, lo más importante para analizar tiene que ver con la realidad futbolística.
Unión convive con las dos caras de una misma moneda
Está claro que con poco tiempo de trabajo, el técnico uruguayo ya comenzó a imprimir su sello. El equipo busca ser protagonista, presiona más arriba y genera opciones en ataque. Pero sin dudas que el principal déficit está de mitad de cancha hacia atrás.
En su afán por jugar unos metros más adelante, Unión corre riesgos y eso se observó en estos tres partidos, en donde le marcaron seis goles. Un promedio de dos goles en contra cada 90'. Por lo cual, defendiendo de la manera en que lo hace, será complicado obtener buenos resultados.
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Contra Platense perdió por errores propios, ante Sarmiento ganó por ser contundente, pero le marcaron nada menos que tres goles. Y con Racing, pese a hacer méritos para obtener la victoria estuvo muy cerca de quedarse con las manos vacías. La sensación es que con muy poco el rival le hace daño.
Al equipo le llegan con mucha facilidad, porque además de los goles que sufrió, los rivales le generaron varias chances más como para convertir. Y fueron equipos que no se caracterizan precisamente por su poderío ofensivo. Lo cual, resulta más preocupante.
Sin dudas que lo mejor de este Unión es su faceta ofensiva, aunque ante Racing hizo méritos como para marcar más goles. Tuvo movilidad, asociaciones, llegó por las bandas, fabricó opciones de gol, pero le faltó definición. Jugó 25' muy buenos superando a Racing en todos los sectores del campo.
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Ganó los duelos individuales, tuvo intensidad física, orden en el medio y mucha dinámica. Pero producto del desgaste, en el segundo tiempo el rendimiento decayó y era lógico que eso suceda. No obstante, el equipo va mostrando una identidad de juego, algo que no tenía bajo la conducción de Juan Manuel Azconzábal.
Los jugadores más jóvenes se muestran con mayor confianza y eso es responsabilidad de Munúa. No es casualidad que hayan levantado su nivel Gastón González, Juan Ignacio Nardoni e Imanol Machuca. Y que Enzo Roldán también esté muy afianzado como elemento titular.
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Pero será tarea del entrenador encontrar un equilibrio, ya que todo lo bueno que pueda hacer del medio hacia adelante, servirá de poco si continúa defendiendo como hasta ahora. Unión son dos equipos en uno. Las dos caras de una misma moneda.
Que genera ilusión y esperanza cuando va hacia adelante, pero que en paralelo despierta preocupación en incertidumbre cuando el rival lo ataca. En estos tres partidos que lleva dirigidos Munúa, se observaron varios aspectos positivos, pero si no ajusta el retroceso y el posicionamiento del bloque defensivo, pasará de la risa al llanto.