Los números son contundentes y las estadísticas elocuentes: bajo la conducción de Eduardo DomínguezColón sumó cuatro triunfos y un empate. Cosechó 13 puntos sobre 15 con una eficacia del 86%. En esos cinco encuentros el equipo marcó 11 goles y apenas recibió dos tantos.
Domínguez llegó a Colón en el momento indicado

Eduardo Domínguez trajo paz al mundo Colón.
La realidad futbolística del Sabalero cambió en un 100%. De aquel equipo abatido futbolísticamente y de mandíbula de cristal, se pasó a esta realidad que lo tiene como un equipo sólido, confiable, eficaz y con muchísima confianza. Si bien muchos de los intérpretes son los mismos del anterior ciclo, el nivel de muchos de ellos es muy distinto.
Y eso es responsabilidad del nuevo cuerpo técnico. Domínguez y sus colaboradores mejoraron a este equipo y los mismos protagonistas se encargan de destacarlo. El trabajo en el día a día es fundamental para desarrollar la mejor versión de los futbolistas.
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Domínguez encontró en Santa Fe su lugar en el mundo, está muy claro que se siente como en su casa y eso se nota. En apenas unos entrenamientos se ganó la confianza de los jugadores. Cuando se hizo cargo de Colón estando en zona de descenso y luego de tres derrotas consecutivas.
Aquella noche en el Gigante de Arroyito, el equipo entregó signos de mejora, ganando con autoridad y saliendo de la zona del descenso. Luego llegaría la pandemia, el parate de la competencia y la suspensión de los descensos. Pero más allá de eso comenzaba a nacer un nuevo Colón.
Que se ratificó con el reinicio de la competencia. Esos casi ocho meses de competencia y cinco sin poder entrenar, de ninguna manera desenfocaron a Domínguez. Se fueron 12 jugadores y apenas llegaron dos refuerzos, uno de ellos una apuesta como el colombiano Yeiler Goéz.
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Pero sin dudas, que el mayor mérito fue recuperar a aquellos que estaban en el plantel y que generaban dudas. Uno de los ejemplos más llamativos es el de Federico Lértora. Un volante central por el cual Colón pagó más de 1.000.000 de dólares y que nunca se había terminado de asentar, pese a ser titular.
Y con Domínguez mejoró notablemente, empezando por la cuestión física y luego en lo futbolístico. Hoy es uno de los puntos altos que tiene el Rojinegro. Lo mismo se podría decir con Christian Bernardi, de estar casi afuera de Colón y muy cuestionado, a ser el goleador del equipo sabalero con tres goles en cuatro partidos.
Otro ejemplo que se podría aplicar es el de Bruno Bianchi, en sus primeros partidos con la camiseta de Colón mostró algunas dudas. Sin embargo, en esta etapa es el mejor defensor del equipo y además el capitán. Tomás Chancalay también se revalorizó y pasó a ser un jugador importante en la ofensiva.
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Les hizo entender que para ser confiables, primero debían ser sólidos en defensa, por ello el cambio de esquema. Hay que recordar que Colón era de los equipos más goleados del fútbol argentino. Y en las últimas tres fechas antes de que asuma Domínguez le habían marcado 10 goles.
A partir de la solvencia defensiva comenzó a cosechar buenos resultados. Y luego le sumó eficacia y contundencia en el arco rival, para prevalecer en las dos áreas. Sin precisar el balón, Colón se convirtió en un rival muy peligroso que sabe aprovechar las debilidades de sus adversarios.
Domínguez pacificó a Colón, la crisis futbolística y dirigencial quedó en el olvido. Se sabe que cuando la pelota no entra, los cuestionamientos apuntan a todos los frentes. Y por eso, con el equipo ganando, esas cuestiones no corren. Y ya la lupa no está puesta sobre el presidente José Vignatti y el resto de los dirigentes. A excepción claro está del interminable conflicto con UTEDYC.
El entrenador sabalero resultó ser un paraguas protector de los directivos, pero también de los futbolistas que venían recibiendo críticas luego de la final perdida y el inicio de este 2020. Cuando la tormenta arreciaba, el DT se hizo cargo y generó certidumbre al mundo Colón. Con Domínguez en el banco, el temporal le dio paso al arcoiris.