La renuncia de Eduardo Domínguez como técnico de Colón sacudió todas las estructuras del mundo sabalero. Y mucho más por la forma en que se dio. El lunes 20 el entrenador decidió marcharse de Santa Fe, sin comunicarle nada al presidente José Vignatti, a ningún otro dirigente, ni tampoco a sus jugadores.
El antecedente a favor de Vignatti en una situación similar
Nadie esperaba semejante decisión y menos de la manera en que la llevó a cabo. Eso significó que los dirigentes quedaran en shock y sin poder reaccionar. Sin embargo, algo de esto con mucha menos magnitud sucedió hace exactamente cinco años.
Y es que en diciembre del 2016 cuando se terminó la primer parte del Torneo 2016/2017 el que pegó el portazo intempestivamente fue Paolo Montero. El técnico uruguayo ya había diagramado la pretemporada, le dijo al plantel que en enero se volvían a ver, pero desde Uruguay avisó que renunciaba.
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Hacía seis meses que había llegado a Santa Fe y el equipo venía cumpliendo una campaña aceptable. Y es que bajo la conducción de Montero Colón disputó 14 partidos, con seis victorias, dos empates y seis derrotas. Por lo cual, el Sabalero había sumado 20 puntos sobre 42 en juego con una efectividad del 47,6%.
De allí la sorpresa de los dirigentes, cuando el uruguayo comunicó que se iba, ya que nada hacía presumir un final tan abrupto. Y más cuando luego se supo que Montero renunció a Colón para irse a dirigir a Rosario Central, lo que le valió un juicio por parte de la directiva rojinegra que luego terminó ganando y el DT pagó un resarcimiento económico.
En aquel momento, José Vignatti que había asumido seis meses antes se encontró con un problema y es que confiaba en Montero ya que fue el primer DT que fue a buscar cuando volvió a ser presidente de Colón. Incluso viajó en auto a Corrientes para reunirse con el técnico que en ese momento dirigía Boca Unidos.
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Pero lo que parecía ser un problema muy complejo, luego se transformó en una enorme solución. Y es que a Montero lo sucedió Domínguez con todo lo que eso implica. Rápidamente se adaptó al plantel y terminó ese torneo dirigiendo 16 cotejos, con ocho victorias, cinco empates y tres derrotas, con una efectividad del 60%.
Sin dudas que Vignatti acertó con la contratación de Domínguez quien hizo olvidar de inmediato a Montero. Y en ese mismo torneo, el Sabalero terminó 11º clasificando a la Copa Sudamericana de 2018. Con lo cual, en medio de la incertidumbre la dirigencia actuó con reflejos y no se equivocó.
En este caso, está claro que no hay similitud alguna, entre lo que significa para Colón Domínguez y lo que representaba Montero. Eso no se discute, pero sí vale señalar que ante una situación similar de renuncia a fines de diciembre, existe el antecedente antes descripto en donde Vignatti sorteó la tormenta y luego salió el sol.