En Rosario, 16 personas se sentaron en el banquillo el pasado viernes para escuchar la acusación por su presunta participación en el homicidio del taxista Diego Alejandro Celentano, el miércoles 6 de marzo por la noche; el del colectivero de la línea K, Marcos Iván Daloia, atacado el jueves 7 y fallecido el domingo 10; y la balacera contra la comisaría 15ª, ocurrida el jueves 7 luego del ataque a Daloia. A los acusados también se les achacó el ataque a un colectivo de la línea 122 Roja el miércoles 6 al filo de la medianoche.
Violencia en Rosario: acusaron a 16 personas por encubrir los crímenes del taxista y del colectivero asesinados
“En esta investigación lo que se pudo reconstruir es que en el último tiempo se realizó una serie de movimientos tanto en cárceles federales como provinciales que han motivado esta sucesión de hechos violentos”. En rueda de prensa, el fiscal Patricio Saldutti fue el encargado de poner blanco sobre negro respecto a las motivaciones que hay detrás de una sucesión de tiroteos que en cinco días motivaron los asesinatos de cuatro trabajadores, y los ataques a una comisaría y a una unidad de transporte público.
“No se pudo determinar si hubo un plan conjunto para todos los hechos, pero lo que sí se puede concluir es que pueden venir motivados desde un mismo origen”, dijo Saldutti, flanqueado por la fiscal regional María Eugenia Iribarren.
Saldutti explicó el resultado global de una audiencia que dejó gusto a poco de cara a las expectativas sociales. Entre los acusados no hubo tiradores ni instigadores, si es que la idea del ataque es obra de más de una persona. No hubo novedades sobre el crimen del taxista Héctor Figueroa, el primero de la saga, ni del asesinato del playero Bruno Bussanich, el último hecho y quizás el que dejó a la ciudad en una condición de “la gota que rebalsó el vaso”.
“El equipo de trabajo pudo formalizar audiencia imputativa a 16 personas. Una de las personas fue acusada como participe necesaria en el caso del señor Celentano, que es uno de los taxistas fallecidos. Once fueron acusados por encubrimiento por intentar favorecer a los autores del homicidio del colectivero de la línea K, el señor Daloia, y también una tentativa de homicidios anterior contra un colectivero de la línea 122. Y el resto de los imputados fueron acusados de delitos conexos y o concomitantes con esta investigación, como son tenencia de arma y cohecho, entre otros”, explicó Saldutti, uno de los fiscales que, junto a Marisol Fabbro, Adrián Spelta (Homicidios), Franco Carbone (Balaceras), Luis Schiappa Pietra (Delitos Complejos) y Fernando Dalmau (Investigación y Juicio) componen el grupo de investigadores.
Acusados y acusaciones
Raúl Justino P. fue acusado de ser la persona que pidió un taxi el miércoles 6 alrededor de las 23.08 mediante su celular vía WhatsApp al 455-5555, número de la empresa “Su Radio Móvil” o “Su Radio Taxi" para un domicilio de Lamadrid 400 bis, a metros de calle Dinamarca, y que terminó a unas seis cuadras en el crimen del taxista Diego Celentano, asesinado en el interior de su vehículo RA 0064 la noche del miércoles 6 en Alvear y Garmendia.
Los fiscales acusaron a Raúl P. como partícipe necesario del delito de homicidio calificado por alevosía agravado por el uso de arma de fuego. “Es el dueño del celular desde el que se pidió el viaje que terminó con el crimen del taxista Celentano”, explicó Saldutti. Un celular que solo lo había usado para hacer media docena de llamados, de unos pocos segundos, con su pareja y que se dejó de usar después del asesinato.
A a José C.; Jesús C.; Lucia O.; Micaela B.; Eduardo A.; Walter Q.; Marcelo C.; Romina Q.; María C.; y Alejandro C. se los acusó como coautores del delito de encubrimiento agravado por ser el hecho precedente especialmente grave. Eso fue en el marco de la pesquisa del ataque a un trolebús de la línea K el jueves 7 alrededor de las 19 y en el que resultó mortalmente herido el chofer Daloia, quien terminó falleciendo el domingo pasado; y en la investigación de una balacera contra un colectivo de la línea 122 atacado el 6 de marzo alrededor de las 23.53 en Cerrito, entre Brasil y México.
El doble ataque fue realizado por dos hombres aún NN en una moto Honda Twister 250 blanca con asiento color rojo y negro. Un hecho en el que no se registraron heridos. La moto y prendas de los tiradores utilizadas en los dos casos fueron encontradas el viernes 8 cuando se allanó una casa de Nicaragua 2200, “un aguantadero” para el fiscal, y se detuvieron a los sospechosos.
“Las once personas (encontradas en el aguantadero) que fueron acusadas por encubrimiento tenían la moto y las prendas de vestir del ataque contra el colectivo de la línea 122 en el que no hubo heridos, y del de la de la línea K, donde fue asesinado el chofer Daloia. Si bien sobre el ataque al colectivero de la línea 122 no tenemos material balístico, porque la denuncia se hizo al otro día, tenemos cámaras de videovigilancia y la declaración de ese colectivero que dan cuenta de cómo era la moto y las prendas de vestir de los tiradores. Esos elementos son coincidentes con los de los que balearon al chofer Daloia, de la K. Las personas que cometieron estos hechos serían las mismas”, explicó el fiscal.
Una cámara de videovigilancia captó a los dos NN en la Twister sin patente al llegar hasta Nicaragua al 2200 y luego, con otras ropas, al irse caminando del lugar. Los defensores de los acusados trataron de despegarlos del asesinato del chofer Daloia. Expusieron que en la casa de calle Nicaragua “entraba y salía mucha gente”.
Tobías Barrios, quien previamente había pagado con rejas una condena a cuatro años y medio de prisión en agosto de 2021 como autor de un hecho abuso de armas en junio de 2018, fue acusado por encubrimiento en calidad de autor por haber adquirido una moto Yamaha YBR-Z que tenía pedido de secuestro por haber sido robada en noviembre de 2023. La moto en cuestión fue hallada en la casa de Barrios al ser detenido. No hubo mención sobre una posible vinculación en los hechos de alta conmoción de los últimos días.
A varios de lo acusados también se los imputó por otros delitos conexos a la investigación, como tenencia de arma de fuego de uso civil, de guerra y cohecho en grado de tentativa, entre otros.