Pasaron ya más de seis meses desde disposición que, hasta el momento, impide que las diferentes instituciones sin fines de lucro del norte del Departamento General Obligado puedan realizar beneficios económicos. Si bien se trata de una medida adoptada por el Gobierno de Santa Fe, los hechos muestran que sería la región más afectada. Los clubes de la Liga Ocampense deben hacer malabares para subsistir.
La carta de la Liga Ocampense al Gobierno de Santa Fe
Es por ello que, desde el seno de la Liga Ocampense de Fútbol, se manifestó una profunda preocupación, utilizando como vía una carta abierta dirigida a la figura del gobernador Omar Perotti, pero con el propósito que también sea de conocimiento para el resto de la sociedad.
La misiva expresada por la entidad madre del fútbol de dicha zona es la siguiente:
Al Señor Gobernador de la
Provincia de Santa Fe
C.P.N. Omar A. Perotti
De nuestra mayor consideración:
Los representantes del Consejo Directivo de la Liga Ocampense de Fútbol nos dirigimos a Usted y, mediante la presente, al resto de la ciudadanía, para expresar nuestra honda preocupación por una delicada situación que es producto de un cúmulo de causas.
El aislamiento preventivo iniciado en el mes de marzo, visibilizó una decadente realidad, cuyo curso se inició previamente a la interrupción general de actividades. Previo al confinamiento sanitario, las competencias organizadas por nuestra Institución corrían ya cierto riesgo, debido a la crítica condición económica que se venía arrastrando desde hace ya algunos años.
Sin embargo, el golpe más duro de asimilar que debimos padecer, tiene que ver con la imprudente resolución que, hasta el día de hoy, nos priva de llevar adelante los beneficios económicos que nos sirven como único medio de sostenimiento institucional. Si bien la adoptada por las autoridades se trata de una medida basada en fundamentos legales, consideramos que dicha disposición pone en jaque a las posibilidades de mantener vivos a los establecimientos constituidos como centros de contención deportiva dentro de un sitio geográfico castigado por su lejanía con las grandes urbes.
La veda mencionada también rige para otras entidades de bien público y sin fines de lucro de nuestra zona, tales como cooperadoras escolares o comisiones de capillas. La decisión que nos afecta impide que se desarrollen eventos que tradicionalmente sirvieron para afrontar los diversos compromisos, dentro de los que se encuentran, por ejemplo, las ventas de comidas, parrilladas, rifas, bonos o loterías familiares.
Más allá del daño que puede observarse como obvio, vemos con indignación y dolor que esta restricción parecería que fuera exclusiva para nuestra región, ya que en los demás puntos del mapa provincial, los juegos de azar no avalados se siguen desarrollando sin ningún tipo de inconvenientes ni limitaciones.
Dentro de este contexto, algunas voces que desconocen nuestra realidad, se han alzado por diferentes medios para decir que nuestras actividades son clandestinas. De ninguna manera podemos aceptar esta caracterización, ya que permanentemente gozamos del acompañamiento de las comunidades que nos cobijan, siendo de público conocimiento y transparente el destino que le dimos siempre a los fondos recaudados.
De acuerdo a un cálculo estimado, realizado con valores concretos vinculados con precios actuales, en promedio, cada club que compita durante 2021 deberá invertir aproximadamente $111.000 mensuales entre gastos fijos, de mantenimiento, traslados, indumentarias, insumos y costos operativos de los espectáculos deportivos; todo sin tener en cuenta los incrementos que seguramente se producirán atados a la inflación.
A todo lo expresado sentimos la necesidad de agregar que, en múltiples ocasiones, las actividades que hoy nos impiden llevar adelante han servido también como un beneficio destinado a la comunidad. Con lo recaudado hemos suplantado, en determinadas oportunidades, a funciones que deberían ser garantizadas por los distintos estamentos estatales, ayudando a personas que necesitaban realizarse algún tratamiento médico, viajar a ciudades con centros de salud especializados o adquirir una determinada prótesis; sin mencionar las colaboraciones destinadas a otras instituciones de bien público de nuestro medio, tales como hospitales o centros de acción familiar.
Para finalizar, deseamos dejar bien en claro que no estamos pidiendo dádivas, simplemente aspiramos a que no se nos impida poder auto-gestionarnos de manera digna y sin perjudicar a nadie, ya que somos conscientes de la importancia que los clubes tienen para la prevención de adicciones y demás flagelos sociales.
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