La del día de ayer fue una marcha cubierta por un silencio lacerante. No se escucharon gritos de justicia, como en las manifestaciones que ocurren cuando los casos aún queman la memoria con un dolor reciente. Pero ese silencio expresó muchísimo. Mostró que los familiares de las víctimas esperaban una mayor convocatoria de parte del resto de los santafesinos y también que la falta de respuesta del gobierno los indigna.
“Estamos esperando que nos reciba el gobierno provincial”
“Hemos pedido audiencias con el gobernador Antonio Bonfatti desde que asumió. Nunca nos recibió”, contó ayer Catalina Narváez, quien preside la Asociación de Familiares de Víctimas de la Inseguridad desde hace seis años, cuando mataron a su nieto de 14 años.
A su lado, estaba Nilda Bouvier, la madre de Hernán, quien en 2007 fue asesinado durante un asalto al cíber que atendía en barrio Santa Rita. Y se sumó a la queja de Narváez: “Al gobernador lo vi hace poquito inaugurando una obra. Le insistí con el pedido, me sonrió y me dijo que iba a buscar un lugar en su agenda. Nunca nos contactó”.
Las cien personas que ayer reclamaban para que la muerte de sus familiares no quede impune, se reunieron en Plaza de Mayo a las 18, justo cuando la luz natural se fue apagando y las farolas ubicada justo frente a la puerta de ingreso a Casa de Gobierno nunca se encendieron.
“Una seguidilla de casos graves”
Semi a oscuras, contaron el caso de sus allegados e insistieron en que las marchas y las movilizaciones son para todos los santafesinos. “Son por el recuerdo de nuestros hijos, para asegurarles justicia, es lo menos que podemos hacer por ellos. Pero además, son porque en la ciudad hubo violaciones, fugas de presos, desapariciones y búsquedas que no dieron resultado y nadie responde por esos hechos”, resumió José Luis, el papá de Marianela Brondino.
En particular, la referencia de José Luis fue por la desaparición de Mauricio Plano, sobre quien desde hace 18 días no hay noticias. Su esposa María, también estuvo ayer en la plaza con la foto de Mauricio en alto.
Pero, además, el murmullo de los concurrentes se refería al caso de Juan Carlos Rodríguez, el hombre de 75 años que desapareció el 2 de mayo y cuyo cuerpo fue hallado el lunes pasado, en el Parque Federal. Una zona donde la familia había pedido que sea rastrillada con intensidad.
Demostrando fortaleza también estuvieron Lorena y Luciana, la mamá y la tía de la joven empleada de comercio abusada en un negocio de la peatonal y que el mes pasado organizó cinco marchas multitudinarias, pero que ahora siente que “el apoyo se está diluyendo”.
Buscando respuestas
“Todos a veces sentimos ganas de bajar los brazos. Pero la memoria y el profundo deseo de cambio no nos permite hacerlo. Hace seis años que marcho, me movilizo, que recorro los pasillos de tribunales buscando respuestas. Hay días que siento que a nadie le importa lo que nos pasó, pero cada caso nuevo que aparece en la asociación, cada víctima nos impulsa a hacer más fuerte el reclamo. La situación que estamos viviendo en la ciudad es grave, gravísima. Tenemos que exigir que haya políticas públicas destinadas a proteger a la gente”, agregó Narváez.
Y una vecina de barrio Candioti, que participó de la marcha para que “mis hijas y todos los chicos santafesinos sepan que los adultos no nos estamos quedando de brazos cruzados y que luchamos por cambiar las cosas”, la alentó a seguir con un cálido abrazo.