Pese a los intentos legislativos por rescatarla, a ser declarada patrimonio cultural de la provincia y de los esfuerzos comunales por ponerla en valor, la Estancia Colastiné, que perteneció al Brigadier Estanislao López, sigue camino a la destrucción total. De la imponente casona ubicada en la zona rural de Arocena solo quedan algunas paredes en pie y otras tumbadas, sótanos tapados y viejas aberturas. La estructura es irrecuperable desde el punto de vista arquitectónico, pero sí podría ser revalorizada como lugar arqueológico, como ruinas de lo que fue alguna vez el albergue del hombre más importante de la provincia de todos los tiempos.
La Estancia Colastiné del Brigadier General Estanislao López, un monumento histórico en ruinas


Arocena es una comuna del departamento San Jerónimo, en el centro sur de la provincia. Está ubicada a 60 kilómetros de la ciudad de Santa Fe. Fue fundada en el año 1891, cuando los hermanos Lucio y Clodomiro Ledesma donaron los terrenos para habilitar la estación del ferrocarril, en torno a la cual se estableció la población. La apertura de esa terminal ferroviaria, el 15 de junio, se tomó como día de la fundación del pueblo. Su nombre es en homenaje a la madre de los fundadores, Rosario Arocena de Ledesma.
Pero mucho antes de que se fundara el pueblo, ya en 1832, el brigadier Estanislao López le había comprado a Nicolás Osuna la estancia cercana, y allí construyó una casona que le sirvió como lugar de paso y reposo hasta su muerte, en 1838.
Lugar estratégico
Según se lee en una crónica publicada por La Capital el 22 de noviembre de 2006, el establecimiento fue el lugar inicial y estratégico para la ubicación de una posta que, con el paso de los años, se trasladó un par de kilómetros al norte. Vecinos y autoridades arocenses venían solicitando al gobierno santafesino (ya incluso para el año de publicación del artículo) que se ocupara de revalorizar las ruinas de la estancia a través de su expropiación, restauración y un estudio concienzudo de los tiempos de esplendor del palacete, que habría servido de morada cuando Justo José de Urquiza desembarcó en Santa Fe en 1851.
Su localización tiene relación directa con el antiguo camino real, no con el pueblo, que es posterior. Y posee un "fuerte vínculo con la historia regional y provincial debido a que su dueño fue un caudillo federal", puede leerse en arocena-sf.blogspot.com.
En la actualidad se puede llegar desde la colectora de la Ruta Nacional 11, desviándose por un camino rural que nace en el límite sur del pueblo, y que lo conecta con el paraje Comipini, ubicado a orillas de la laguna Coronda. Luego de un trayecto de un kilómetro por el camino se abre un sendero flanqueado por árboles y a unos 200 metros más aparece una zona de mucha vegetación. Allí está lo que queda del casco. Las plantas invasoras son tan abundantes que han ganado incluso el interior de la vieja casona y hasta los intersticios en las paredes.
La estructura principal de la estancia tiene muros de ladrillos de adobe y habitaciones que no se corresponden con el momento de construcción, lo cual evidencia que hubo numerosas ampliaciones posteriores, algunas de ellas presumiblemente de la época en que fue adquirida por los hermanos Ledesma. El tradicional sótano, cercano a la cocina, servía de almacén y de sus paredes surgen tres túneles que –según cuentan los lugareños– conducían a salidas distantes del caserón para facilitar la huida de los moradores cuando eran sitiados.
Intentos de rescate
En 1998, la comuna de Arocena declaró al casco "de interés histórico comunal", y en 2001, "de interés público y sujeto a expropiación". En el medio, el 26 de febrero de 1999, un decreto del Poder Ejecutivo provincial lo declaró "monumento histórico provincial". Un paso esencial para la expropiación.
El 8 de noviembre de 2012 la Cámara de Diputados de la provincia le dio media sanción a un proyecto de ley de expropiación orientado al rescate del predio y de las instalaciones de la estancia Colastiné. La iniciativa, presentada por la entonces diputada Marcela Aeberhard, consiguió el respaldo de muchos de sus pares. Apuntaba a preservar un predio de gran valor histórico y cultural propiedad de quien fuera considerado "el patriarca de la Federación".
El primer artículo del proyecto declaraba "de utilidad pública y sujeto a expropiación el predio y el edificio del casco de la llamada estancia Colastiné". El predio, con una superficie de una hectárea, es parte de una fracción de una superficie mayor de 174 hectáreas, propiedad de José María y Sonia Beatriz Pedrol y de Alberto Antonio Calimano. El espíritu de la ley era afectar el lugar a actividades de carácter histórico, cultural e institucional.
El casco de la estancia conocida como Colastiné es una construcción cuya imagen –reformas posteriores mediante– es la propia de las construcciones "italianizantes" que caracterizan a la arquitectura del país y especialmente de la región litoral, desde la batalla de Caseros, publicó este diario el 20 de agosto de 2012 en un artículo donde daba cuenta del proyecto legislativo.
Un reflejo de la importancia que la estancia tuvo en la zona es la presencia de su imagen en el escudo de Arocena y en cuanto a su valor histórico. El predio no solo perteneció al Brigadier López, sino que además instaló allí un establecimiento rural en el que además refrescaba sus caballadas durante sus campañas y en sus alrededores se sucedieron hechos históricos como la derrota de Pancho Ramírez en 1821, cuando el entrerriano intentaba pasar por Santa Fe para atacar a Buenos Aires. Por ese mismo camino marcharon los ejércitos porteños que invadieron Santa Fe en diversas ocasiones; y muy cerca de la estancia, sobre el arroyo Colastiné, tuvo lugar en 1842 el combate protagonizado por el general oriental Manuel Oribe y las fuerzas santafesinas que defendían la provincia de una invasión ordenada por Juan Manuel de Rosas.
Nuevo intento
A fines de 2015, la misma Aeberhard volvió a presentar un proyecto similar al que se había convertido en ley. Los pasos estaban todos dados, la documentación ya estaba rescatada y conservada. Pero su mandato terminó sin que fuera tratada.
"Es increíble, con lo que significó el Brigadier Estanislao López para la provincia, que no haya interés en poner en valor algo que fue de él, y también un lugar que fue testigo de tanta historia. En otras provincias, las propiedades de los caudillos son rescatadas y convertidas en lugares de visita", dijo la exlegisladora a La Capital. Y abundó: "El momento más cercano a la expropiación fue en 2012, porque tuvo el apoyo de 22 legisladores y logró media sanción. Nosotros queríamos expropiar un lote, el del casco, teníamos el número de plano, la partida inmobiliaria, una descripción importante con todos los datos del inmueble, habíamos dado con toda la documentación inherente a la situación registral del inmueble. Santa Fe está en deuda con el Brigadier López, y la Estancia Colastiné es un patrimonio de todos", remató.
En la década del 80 la casona estaba prácticamente intacta, pero con el paso de los años su deterioro se hizo tan dramático que ahora quedan solo pedazos de paredes.