Tomás Machuca es un joven santafesino de 22 años, oriundo de la ciudad de Rosario, fanático del fútbol. Hace cinco años, mientras jugaba en su club Tiro Suizo, ubicado en el sur rosarino, sus humildes canilleras dijeron basta tras varios partidos y finalmente se rompieron. El gran problema de Tomás, como el de muchos chicos, fue que en su casa no había dinero para reemplazar la protección reglamentaria.
La historia del santafesino que fabrica canilleras con tapitas recicladas, un éxito en el país y el mundo
Tomás Machuca y su emprendimiento trabaja junto a 44 clubes de barrio donde hay puntos de reciclaje, y a los que dona un par de canilleras por cada venta.
Por Rubén Sánchez
Pero eso no lo detuvo. A Tomás el ingenio le sobra, e improvisó una solución: con la sierra de su papá corto un balde de plástico que estaba abandonado en el patio de su casa. Con el secador de pelo de su abuela -que se quemó de tanto uso- le dio calor para moldear la forma de la pierna. El broche de oro fue una foto familiar que editó en un cyber del barrio, donde la imprimió y pegó en el plástico. El resultado fue más que satisfactorio, y despertó la curiosidad de sus compañeros, que le preguntaban por el origen de las canilleras.
"Por vergüenza les dije que las vendía un tío que vivía en Buenos Aires, que no existe. Pero al poco tiempo me di cuenta que tenía una oportunidad de hacer algo, de encontrar el desarrollo de un proyecto. Había surgido en mi cabeza la palabra 'emprender'. Para mí emprender significaba fabricar algo, y yo lo único que sabía fabricar eran esas canilleras", conto Tomás a UNO Santa Fe, durante su visita a la ciudad para la primera Feria de Economía Circular de la provincia
Aquel día nació el emprendimiento de canilleras Fenikks, haciendo un juego fonético con el ave mitológica que renace de sus cenizas. Tomás, junto a un amigo que diseñaba muebles con palets de madera, idearon la producción de canilleras reciclando tapitas de plástico, logrando un producto sustentable y a gusto de los futbolistas amateurs y profesionales. Después de cinco años, la empresa ya cuenta con ocho trabajadores.
Hoy son producto oficial de once clubes profesionales de fútbol. Incluso se volvieron internacionales ya que les fabrican las canilleras a Kunisports, el equipo de Sergio "Kun" Agüero que disputa la liga amateur de fútbol Kingsleague, en la cual compiten streamers y celebridades de España y Latinoamérica.
Trabajo con clubes de barrio
Sin embargo, pese al rotundo éxito de Fenikks, Tomás no olvida los orígenes de ese chico que tuvo que improvisar canilleras con un balde porque no tenía los recursos para comprar unas nuevas. Sabe que es la realidad de muchos chicos, y está fuertemente comprometido con el trabajo social de los clubes así como la importancia del reciclaje.
"¿Cuántos Tomás debe haber ahí afuera? Que, al igual que yo, no tienen para comprarse canilleras y se terminan poniendo un pedazo de botella o de cartón. Cualquier cosa para no comerse la amarilla que te saca el árbitro, independientemente de tu situación económica. Y quizás esa acumulación de amarillas te termine dejando por fuera del club, y el hecho de quedarte por fuera del club te lleva un montón de cosas que no te benefician en el largo plazo. El objetivo es generar inclusión", destacó el joven.
Por cada par de canilleras Fenikks que se vende, se dona otro a clubes que cuentan con un punto de recolección. Actualmente trabajan junto a 44 clubes de barrio a lo largo de todo el país ubicados en Mar del Plata, La Plata, Córdoba, Buenos Aires, Rosario, Tucumán y Resistencia. Ya entregaron más de 5.000 pares de canilleras a los clubes, logrando reciclar más de tres toneladas de tapitas.
"A través de los clubes logramos recuperar más de una tonelada de residuos plásticos, que de otra forma hubiesen terminado contaminando. El hecho de que los chicos empiecen jugando y recolectando tapitas se termina transformando en un hábito, que lo que logra es que las esquinas no terminen tapadas de basura como estamos acostumbrados a verlo sobre todo en barrios carenciados", enfatizó Tomás.
El futuro
En cinco años la vida de Tomás Machuca cambió, pero los sueños no se detienen y se anima a imaginarse "quizás el día de mañana haciendo botines, indumentarias y llevando la mayor cantidad de oportunidades a través de productos hechos con residuos plásticos".
"Hay que animarnos a soñar. Si Argentina es potencia en el fútbol en las condiciones en las que están los potreros hoy ¿Hasta dónde podríamos llegar si todos tuvieran las condiciones de no jugar descalzos? ¿De prevenir lesiones con las canilleras? ¿De jugar con la indumentaria identificados todos con el mismo color?", plantea el joven santafesino, al que le sobra capacidad, humildad y compromiso social.