La situación de Jerónimo Dómina en Unión volvió a encender el debate, ya que está apartado del plantel profesional por no renovar su contrato, pero comenzó a entrenar con la reserva. Un movimiento que no pasó desapercibido y que abre un abanico de interpretaciones: ¿es un castigo o una caricia para que no pierda rodaje?
Jerónimo Dómina entrena con la reserva de Unión: ¿caricia o castigo?
Uno de los datos de la semana fue que Jerónimo Dómina trabaja con la reserva de Unión, por lo que muchos se preguntan si es un buen indicio o más de lo mismo
Por Ovación

Prensa Unión
Lo cierto es que, en un principio, la decisión era aún más dura: la idea era que trabajara en contraturno sin compartir horarios ni espacios con el grupo principal. Sin embargo, esa postura se habría flexibilizado y el delantero se sumó a los movimientos con los juveniles. Eso sí, con la certeza de que no tendrá participación oficial en los torneos.
• LEER MÁS: Lautaro Vargas jugaría su último partido en Unión antes del Mundial Sub 20
La disyuntiva es clara. Para algunos, enviarlo a la reserva podría es una señal de distanciamiento, una forma de marcarle que, si no hay compromiso, tampoco habrá continuidad. Para otros, en cambio, es un gesto de cuidado, de que el jugador no quede totalmente marginado y pueda sostener un ritmo de entrenamientos de alto nivel.
Dómina, por ahora apartado en Unión
Mientras tanto, la dirigencia sigue dividida. Hay quienes mantienen la ilusión de que el delantero de 18 años termine recapacitando y ponga el gancho. Pero la realidad marca que todo va camino a que quede libre en diciembre. El caso genera ruido no solo por lo deportivo, sino también por lo simbólico. El hecho de que el club corra el riesgo de perderlo gratis sienta otro precente y vuelve a instalar un tema recurrente: la dificultad que tiene Unión en los últimos años para retener y capitalizar a sus jóvenes talentos.
• LEER MÁS: Fascendini no estuvo en la práctica de Unión y generó preguntas
Por ahora, Dómina entrena, pero no juega. Su historia en Unión parece estar en una tensa espera, con la sensación de que cada decisión alrededor suyo alimenta aún más la incertidumbre.