La sensación es de tiempo perdido, la decisión que tomó el presidente de Unión Luis Spahn de cesar en su cargo a Gustavo Munúa, llegó a destiempo. Se podría aplicar la frase de que más vale tarde que nunca, pero lo que hizo el máximo dirigente rojiblanco en los últimos tiempos fue estirar la agonía de manera innecesaria.
Más vale tarde que nunca, Spahn y una definición que llegó a destiempo
Cercado por sus pares de comisión directiva y la presión de los hinchas, Spahn descomprimió el ambiente. Hubiese sido muy difícil de digerir tener a Munúa en el banco en el partido ante Belgrano. Y por ello, entendió que no había margen para seguir tirando de la cuerda.
Gustavo Munúa ya es historia en Unión y ahora llegará el turno y la responsabilidad de la dirigencia de dar con el técnico adecuado para este delicado momento. Pero lo cierto es que con la salida del entrenador uruguayo, le permite ganar algo de tiempo y sobre todo un poco de calma cuando el sábado el Tate reciba a Belgrano.
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Tener en el banco a Marcelo Mosset, de movida le asegura que los hinchas irán a la cancha predispuestos de otra manera. Y eso no es poco, para un equipo urgido que necesita de un contexto favorable para salir a flote. La presión y el clima que reinaba cada vez que el Tate jugaba en el 15 de abril, era perjudicial para los futbolistas.
En estos últimos tiempos, Spahn jugó con fuego y se terminó quemando, dado que dilató en el tiempo una decisión que le pedía todo el mundo Unión. Se compró un problema de manera innecesaria, sosteniendo a un entrenador que no obtenía buenos resultados, pero que además percibía un contrato importante. No era redituable por ningún lado.
Es verdad que el presidente estaba atado a un contrato que se había firmado hacía muy poco. Pero eso no podía ser argumento suficiente para sostener un ciclo que se caía a pedazos y que en todo caso, habría que ver los motivos por los cuales se le ofreció la renovación.
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Ese fue el principio del fin, renovar el contrato con Munúa, cuando la realidad marcaba que era un proyecto deportivo que estaba terminado. La primera equivocación de Spahn fue la de seguir con el técnico y la segunda termina siendo consecuencia de la inicial, es decir sostener al cuerpo técnico.
La incógnita que flota en el ambiente es si Spahn irá a buscar un técnico de trayectoria o se inclinará por una apuesta. Los nombres ofrecidos se multiplican y seguirán apareciendo. Ya no hay secretaría técnica y la decisión corre por cuenta de los dirigentes, sabiendo que el que termina decidiendo es el presidente.
Sabe Spahn que no es hora de fallar, ni tampoco de experimentar. Si bien falta mucho para el final del año, Unión no puede seguir dejando puntos en el camino. La zona roja está más cerca y al plantel no le sobra nada, por lo cual requiere de un DT que potencie un plantel que él mismo se encargó de debilitar en el último mercado de pases.