Hay imágenes que no necesitan presentación. La fotografía que acompaña a estas líneas es una de ellas. Los protagonistas de la instantánea son los gemelos Mason y Hawk Buchmeyer y muestra la primera vez que ambos entraron físicamente en contacto en este mundo once días después de haber nacido. Tan pronto como se sintieron, se aferraron el uno al otro, fundiéndose en un tierno abrazo.
La emocionante historia que se esconde en esta tierna imagen
La fotografía, como no podía ser de otra manera, se hizo viral de inmediato. Fue una de las enfermeras del Hospital Shands de Gainesville, en Florida (EE.UU.), la que sugerió a la madre de los pequeños colocar a Mason, que estaba muy inquieto, encima de Hawk. Y la magia apareció. Ambos protagonizaron una postal que no deja a nadie indiferente.
Pero la calidez que ésta desprendía chocaba con la cruda realidad que escondía. Uno de los gemelos sufría una grave enfermedad. Observando con atención la imagen, incluso parece como si Mason, el bebé que esboza una cálida sonrisa, supiera que su hermano necesita todo el apoyo del mundo en esos momentos.
Hawk nació con una terrible patología que, en algunos casos, puede resultar letal. Se trata de la llamada hernia diafragmática congénita o hernia paraesternal. Esta enfermedad provoca el desarrollo anormal del diafragma y de los pulmones y requiere de cirugía. Por lo general, el pronóstico es bueno para los bebés que tienen suficiente tejido pulmonar y que no arrastren otros problemas. Gracias a los avances médicos, en la actualidad más de la mitad de los bebés con esta afección sobreviven. Pero, lamentablemente, este no fue el caso de Hawk.
Los padres del pequeño han anunciado, hace escasas horas, que su hijo no ha superado la enfermedad. "Nuestros corazones están tristes esta mañana porque nuestro pequeño y dulce hombre ha sido llamado a casa para estar con Jesús. Se fue con mucha paz y sabemos que él ya no está sufriendo. Por favor, danos un poco de tiempo para llorar y tratar de empezar el proceso de recuperación", escribían.
Sin duda, un final injusto para una historia que, en sus inicios, había tocado el corazón de todos aquellos que la habían conocido pero en sentido positivo. Y es que la ternura que desprendía la imagen de los dos gemelos fundidos en un abrazo era imposible de obviar.
Fuente: lavanguardia.com