Colón no está ni cerca de ser un equipo equilibrado y estabilizado. Y es que los continuos cambios de nombres y de esquema, hacen del Sabalero una formación totalmente imprevisible, desde la asunción de Rodolfo De Paoli.
De Paoli improvisa y mete volantazos que Colón los termina sufriendo
Desde que asumió como DT de Colón, Rodolfo De Paoli dispuso de 18 cambios en cuatro partidos. De un cotejo a otro fue variando de manera permanente
Y es que en muy poco tiempo, el entrenador cambió permanentemente, no solo revoleando nombres, sino también ensayando diferentes esquemas tácticos.
Los continuos cambios que dispone De Paoli y que desmejoran a Colón
En apenas cuatro partidos que lleva dirigidos, realizó 18 modificaciones. Todo un récord, que denota la confusión del técnico, que está lejos de encontrar un funcionamiento adecuado.
Es cierto que algunas variantes fueron obligadas, pero la mayoría de ellas se debieron a decisiones tácticas. Lo que habla a las claras de que el DT continúa en la búsqueda, sin encontrar respuestas futbolísticas, aún cuando las matemáticas le sonríen.
Para debutar ante Gimnasia y Tiro de Salta dispuso de una línea de tres marcadores centrales y el experimento le salió muy mal. Al punto tal que en el entretiempo modificó el esquema, jugando el peor partido del campeonato.
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Justamente para jugar ante el equipo salteño, De Paoli había realizado seis cambios, modificando más de medio equipo y además había sacado al arquero titular Manuel Vicentini para poner a Tomás Giménez.
Luego de ese encuentro y para recibir a Gimnasia de Mendoza, De Paoli realizó cinco cambios. Volvió al esquema habitual, con una línea de cuatro devolviéndole la titularidad a Facundo Castet, corrigiendo su error de haberlo sacado antes.
Y volvió a ubicar como lateral a Ezequiel Herrera, dado que ante Gimnasia y Tiro había arrancado con línea de tres, pero sin los laterales titulares, en lo que fue una improvisación total por parte de De Paoli.
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Para el choque ante los mendocinos armó un equipo más lógico, más allá de que Colón jugó mal. Y pese al triunfo agónico, la imagen no fue la mejor y el partido se jugó casi siempre como lo propuso Gimnasia de Mendoza.
En la fecha siguiente, Colón visitó a Nueva Chicago y allí el entrenador realizó dos cambios, uno de ellos obligado por la baja de Nicolás Talpone, pero en su lugar ubicó a Braian Guille. Mientras que Christian Bernardi reemplazó a Nicolás Delgadillo.
Se puede objetar el armado táctico, dado que Talpone es un jugador de recuperación y dinámica, por lo cual Sebastián Prediger quedó desprotegido en la zona media, aún cuando Colón hizo un partido aceptable, superando en varios pasajes a su rival.
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Pero habiendo tenido un rendimiento como para esperanzarse pese a la derrota, para recibir a Deportivo Morón, De Paoli realizó cinco cambios, dando otro volantazo.
El equipo volvió a jugar mal y pese al triunfo dejó mucho que desear. En el arranque se observó a Talpone jugando por derecha y a Hernán Lópes como lateral derecho. Todo un despropósito, que luego el DT modificó.
Para jugar el segundo tiempo, volvió a conformar una defensa lógica con el ingreso de Herrera como lateral derecho y Talpone volvió a ocupar el centro de la cancha.
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Cambios ilógicos, jugadores que son titulares y a la fecha siguiente ni siquiera van al banco, son algunas de las decisiones que viene tomando De Paoli.
Por ahora, se observa a un técnico entusiasta, que busca permanentemente dar golpes de efecto, pero que no encuentra una identidad de juego. Colón es un equipo sin sustancia, que depende de alguna corajeada como la de Rossi o Talpone.
No es casualidad que los dos goles que marcó Colón en el ciclo de De Paoli hayan sido a los empujones. Al equipo le falta juego, fluidez y claridad. Da la sensación que los continuos cambios, terminan confundiendo a los futbolistas.
Por ahora se rescata la cosecha matemática, pero con De Paoli, Colón juega igual o peor que cuando estaba Iván Delfino. Solo que ahora tiene una dosis mayor de fortuna.