Pablo Lavallén tuvo muchos aciertos y errores desde que asumió como técnico de Colón. Claro está que su mayor mérito es haber conducido al equipo a jugar por primera vez en su historia una final de Copa. Y esa virtud nadie podrá quitársela.
Pablo Lavallén se equivocó en el razonamiento
Pero también habrá que mencionar cuando equivoca el diagnóstico no solo durante un partido, sino después con las declaraciones. Y eso es lo que sucedió en el cotejo frente a Estudiantes de Buenos Aires y posteriormente cuando dialogó con la prensa.
Los cambios realizados en el segundo tiempo no fueron solución, no leyó bien el juego y los ingresos de Gonzalo Escobar y Matías Fritzler no le aportaron al equipo. Lo más lógico era incluir a Wilson Morelo para tratar de definir el pleito aprovechando los espacios que dejaba el rival cuando se adelantaba.
Quiso cerrar el partido desde la cautela y no desde la ambición. Y lo pagó muy caro más allá de las responsabilidades individuales como por ejemplo la de Guillermo Ortiz que perdió la marca en el segundo gol.
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Pero más allá de estas cuestiones, resultó preocupante la conferencia de prensa que brindó el DT con algunas frases llamativas como por ejemplo cuando mencionó "No se puede analizar un partido por lo que pasa en los penales".
Y lo dice el técnico de un equipo que accedió a la final de la Copa Sudamericana luego de pasar dos llaves (Argentinos Juniors y Atlético Mineiro) en la definición desde los 12 pasos y llegar a los cuartos de final de la Copa Argentina al superar a Atlético Tucumán por la misma vía.
Parece una contradicción, ya que en ese momento se valoró y destacaron los resultados obtenidos que llegaron por las manos de Leonardo Burián. Por lo cual, cuando se pierde no se puede minimizar lo que antes se potenció como una gran virtud.
Por las palabras de Lavallén, da la sensación que cuando se pierde por penales resulta una anécdota y cuando se gana es consecuencia del mérito del equipo. Con ese razonamiento no habría que destacar la clasificación ante el Atlético Mineiro porque ese día en los 90' cayó sin atenuantes y fue muy superado en el primer tiempo.
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Sin embargo, se destacó y mucho el logro obtenido y está perfecto que así sea, porque los penales son parte del juego y de una definición. Se sale campeón o se pierde por la tanda desde los 12 pasos.
Y otra frase que soltó fue la siguiente "Uno como entrenador analiza rendimientos, no resultados". Ese pensamiento casi siempre se utiliza cuando el resultado es adverso, porque cuando se gana jugando mal el análisis cambia y se destaca el resultado. Pero cuando se pierde, se busca rescatar el juego desvirtuando el resultado.
Parece que el discurso se acomoda a lo que más le conviene al protagonista, como ocurrió esta vez con las palabras del entrenador. En estos tiempos Colón se hizo fuerte a partir de resultados que a veces no coincidieron con un buen rendimiento, como así también en las definiciones desde los 12 pasos.
En esos casos no se habló de rendimientos ni se cuestionó la definición por penales. Se festejó y se ponderó las cualidades del equipo. En esta ocasión, Lavallén cambió el discurso y eligió minimizar el resultado cuando aseguró: "No voy a hacer un drama por una eliminación en los penales". Seguramente no pensó eso en la noche mítica del Mineirao, cuando por esa vía consiguió el logro más importante en la historia del club.